Para Maulión y en relación a la política del gobierno sobre los Derechos Humanos, dijo
que “se debe avanzar hacia adelante reflexionando, mirando para atrás responsablemente, pero superando las divisiones pasadas”.
Cardelli, en tanto, obispo de San Nicolás, habló de cierta “hipersensibilidad” en el Gobierno al mismo tiempo que desligó, al menos parcialmente, a la actual administración de las críticas contenidas en el documento del Episcopado.
“No responsabilizo al Gobierno porque hace poco que está y está haciendo un esfuerzo muy grande pero me parece que está muy sensibilizado porque el documento no se refiere a él” dijo el ex obispo de Concordia. En referencia a los tiempos de la dictadura, Cardelli destacó que “no todos los obispos estaban callados la boca”.
Por su parte, Musto dijo “Nosotros analizamos las cuestiones económicas, políticas y culturales desde el punto de vista de la fe”, además, criticó a Kirchner por pretender “designar el rol de la Iglesia”.
La derecha no quiso quedar al margen, el diputado nacional del macrismo Federico Pinedo vinculó la reacción presidencial no con los obispos sino con el catolicismo en general: afirmó que «agredir a una religión es una metodología nazi».
«Me siento muy dolido porque el que lo dice es mi Presidente. Debería calmarse y permitir que el que quiere criticarlo lo haga. El no tiene por qué dividir y agraviar a los argentinos», dijo virulento.
Otro diputado de centroderecha, el demócrata progresista Alberto Natale, sostuvo que Kirchner «atraviesa una situación mental preocupante» y que «es impropio que un Presidente actúe de esta manera». Natale cuestionó el perfil confrontativo de Kirchner: «Es increíble el Presidente que tenemos. Se pelea con todo el mundo, con lideres de todo el mundo, con la Iglesia».
