La hora del cambio positivo

La palabra Cambio no implica que por usarla alguien es bueno o más bueno que otros. Puede ser Nuevo y Malo a la vez también. O no lo tenemos visto en cada una de nuestras vidas? Hasta las pestes a veces son nuevas.

Lo que vale para la vida en sociedad es que las personas cambien primero en sí mismo y luego, la suma de la experiencia más el cambio si se transforma en positivo. Esta es la demanda de los más de 30 años de Democracia.

Comenzamos en 1983 de manera excelente la Democracia, construyéndola entre todos gracias a un liderazgo inclusivo como fue el de Raúl Alfonsín. Juzgamos los genocidas, derrotamos en Semana Santa del 87 el último vestigio de Golpe militar, tuvimos en ese momento el último balcón de la Casa Rosada con la imagen de la Unión Nacional y comenzamos con el Programa Alimentario Nacional, el primer proyecto profundo de equilibrar la sociedad por tanta pobreza.

Y, como si eso fuera poco, como ejes centrales de una República Democrática, no hubo una denuncia de corrupción hacia ese gobierno y menos hacia ese gobernante. Fue un gobierno de Moralidad pública ejemplar.

Y ese debería ser el cambio. No volver al pasado pero si tomar la experiencia de ese pasado. Eliminar los errores para no ser torpes pero profundizar hacia las nuevas generaciones las buenas conductas y no los males que hoy practican los gobiernos actuales.

Hoy lo Nuevo es volver a la ejemplaridad en la función pública. Es tanta la degradación que produjo la inmoralidad y la corrupción que el Cambio es volver a ser buenas personas e intachables en la función pública.

Pero además se requiere no solo que los gobernantes sean así, muy buenas personas, sin tachaduras como las que hoy pululan, sino también se debe tener para ello la experiencia por la vida hecha por los dirigentes que vienen para que garanticen que se cumplirá con este objetivo.

Personas Nuevas, sin experiencia y tentados por cargos públicos, al estilo actual, en general, no son el Cambio que requiere esta sociedad. Para Cambiar se necesitan personas honestas, experimentadas y sin la tentación de los dineros públicos que este claramente demostrado. Si no es así, no solo no habrá cambio sino que seguiremos retrocediendo.

El cambio de hoy es que en vez de juzgar genocidas?, ?juzguemos corruptos. Ese será el nuevo ejemplo que democratizara más a la Argentina. Y esto no implica generalizar porque sabemos quién es quién en cada lugar en los que vivimos. No digo que deba haber una ley de Obediencia Debida pero no podemos cortar con la misma medida a todos.

Los gobernantes que vengan deben ser personas que uno los pueda dar vuelta al derecho o al revés y no se les caiga una moneda que no sea suya.  A eso se le debe agregar que tengan talentos para modificar y modernizar la sociedad en que vivimos y, más aun, que sean capaces de luchar para la igualdad social de tal forma que no mueran en nuestro país, ni niños por desnutrición, ni jóvenes por la adicción.

Todo eso debe tener quienes nos gobiernen en el futuro. Y si no tienen ganas de asumir el cambio y pretenden mantener los paradigmas del presente degradado deben decirlo claramente. Ese va a ser el debate.

Debate que debe darse además en todos los ámbitos. Las universidades deben convocar a los candidatos para ello. También los Gremios Empresarios y los Sindicales. Las Cooperativas y todas aquellas organizaciones económicas-sociales que sean termómetros de la vida comunitarias.

Es esta una idea general pero también es bien específica. Hablar de Moral Publica parece un generalidad pero si se logra serán millones los beneficiarios y en definitiva serán como miles de leyes juntas en una sola actitud, la de ser buenas personas quienes nos gobiernan.

Hacia ese lugar vamos. Con estas ideas. Queremos decirlas para que se vean tentados por ellas todos los candidatos. Para que el debate se dé y sepamos entender quien es quien y hacia donde quiere conducirnos.

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