Según un informe del Banco Central del Uruguay, la economía del vecino país tuvo la peor contracción económica en sus últimos 17 años, previa a los efectos de la crisis del covid-19.
El deterioro de las exportaciones de bienes y servicios explican en buena media el agravamiento de los grandes números de la economía, junto con una mayor propensión al consumo de importados.
El producto interno bruto se contrajo 1,6 % en el primer trimestre del año cuando se compara con el último cuarto del año pasado y se depuran todos los factores estacionales. De esta manera, acumuló una segunda caída consecutiva, luego de retroceder 0,7 en el trimestre previo, lo que configura un escenario de recesión técnica.
Si se compara el primer trimestre del año con igual período de 2019 también hay una caída (1,4%) y es la más importante desde el tercer trimestre de 2003.
El mayor deterioro de la actividad estuvo asociado al comportamiento del sector externo, donde las exportaciones de bienes y servicios cayeron 5.8% y las compras al exterior aumentaron 9,2% en relación a primer trimestre de 2019.
Entre los sectores de actividad, la única excepción a la caída fue el rubro transporte, almacenamiento y comunicaciones, que mantuvo un crecimiento que se concentró prácticamente en los servicios de internet, que cobraron particular empuje en la segunda quincena de marzo por las medidas de confinamiento voluntario. Otras actividades como el agro cayó 7,7%, la industria 0,1% y la construcción 5,3%.
La economía uruguaya en plena recesión no puede echarle demasiadas culpas a la pandemia de Covid-19 ya que sus impactos fueron de muy poca incidencia en las comparaciones interanuales. Con seguridad, los efectos más duros de la pandemia se podrán ver en la segunda mitad del año, dado que las economías del mundo entraron en recesión y eso afectará las actividades de muchos países, pero en el vecino país no podrán decir que tuvieron “la cuarentena más larga del mundo” ni “un gobierno de infectólogos”.
Desde la Argentina, sectores opositores al Gobierno Nacional aplauden el modelo vecino como si el Uruguay se hubiera salvado de algo. No haber declarado la cuarentena obligatoria sigue demostrando que no es garantía de salvación para la economía de ningún país. En un mundo globalizado las economías funcionan como fichas de dominó, al caer una, arrastra a varias sino a todas. Tomando nota del caso, la decisión Argentina fue que, perdido por perdido, lo importante era cuidar la salud y la vida de las personas.
En Uruguay, los liberales se quejan de una falta de competitividad en los costos y los precios de la economía y de una muy probable pérdida del salario real a la salida de la pandemia.
Una canción conocida por estos pagos que habla acerca de dónde se aprieta el pomo para que salte la pasta .