“La acusación en sí no guarda lógica si la analizamos simplemente desde el sentido común. Por un lado se habla de un homicidio en ocasión de robo pero luego se habla de que el robo sería para encubrir una suerte de homicidio”, expresó Dri.
El defensor apuntó de lleno a la ausencia de necesidad económica del acusado de llevar a cabo el robo, algo que fue admitido por el fiscal. “A esta edad, si nunca robó, ¿por qué hacerlo a esta edad?”, se preguntó. Además, Dri dijo que si su defendido fue el último que tuvo contacto con la víctima “mínimamente trataría al menos de no ser el primero que lo encuentre”.
Asimismo, también señaló que no entendía la razón por la que Marsicano se llevó el dinero a su propio domicilio. Y añadió que su defendido sabe que a 20 metros de su domicilio hay cámaras de videos. “Una persona que va a cometer un hecho no sale a matar sabiendo que lo van a filmar. No tiene sentido, faltaba que sonría”, alegó.
En cuanto a la vaina servida hallada en el domicilio, dijo que era “casi infantil” pensar que Marsicano hubiese llevado a cabo el “lavado del arma” para luego “llevarse las balas a su casa… percutida”. “Creo que un niño de tres años no haría una cosa así. O es manifiestamente torpe y se lleva las balas con el arma y todo o descarta todo”, indicó Dri. “Llevarse una bala servida… sería un colaborador de la investigación, es absurdo”, sostuvo el abogado federaense.
Por otra parte, basándose en las mismas declaraciones respecto de irse del país si hubiese sido el asesino, Dri dijo que no debería interpretarse como lo que hubiese hecho si hubiese sido liberado. En cambio, sostuvo que, sino se fue del país “es porque no fue el asesino de Rosatelli”. “No tiene sentido utilizar esa afirmación como prueba en contra”, argumentó.
En otro tramo de la defensa, Dri indicó que “determinados delitos encajan con determinados perfiles de personalidad”. Y argumentó que quien ultima de un balazo en la nuca a alguien que está durmiendo no es un “llorón maricón” en referencia a su cliente. “Marsicano hasta cansa de tanto que llora; desde que lo conozco llora”, dijo. “Un asesino a sangre fría no llora, no siente, no sufre, no tiene remordimientos”, alegó.
Dri desestimó que no existe riesgo de fuga. Y enfatizó que no hay nada en el expediente que lo acredite que alguna prueba corra riesgos con la libertad del detenido. Por eso reclamo el respeto a un principio constitucional como el de la “libertad de una persona inocente”. Y valoró la conducta del acusado porque fue quien encontró a la víctima, llamó a la Policía, quien sufrió el allanamiento, no se fugó y se presentó en Tribunales espontáneamente.
Por último, señaló que el “populismo antigarantista” más fácil de transitar que el “espinoso camino de sostener los principios y garantías constitucionales”. Dri pidió la libertad o en su defecto la prisión domiciliaria.
Más adelante, Marcicano mismo tomó la palabra porque dijo que había escuchado cuestiones que lo indignaban. “Para que voy a pegarle un tiro dormido… ¿para robarle $ 100.000? ¿Para que quiero $ 100.000? ¿Para qué voy a estacionar una camioneta donde está lleno de cámaras? El fiscal dice que encontraron huellas en la mano izquierda ¿si soy derecho?”. Incluso, dijo que sabía que el hijo llegaba a las siete de la tarde a la casa de Rosatelli. “Hubiese dejado que él lo encuentre”
“Revolver 32 no tengo, esas balas eran de mi padre. Acá hay algo ilógico, si yo voy a matar tengo que preparar un plan para matar. No le parece ilógico arriesgar a meterme preso yo solo”, señaló. Fueron sus últimas palabras debido a que el juez lo llamó a silencio recordándole que había decidido abstenerse en la declaración indagatoria.