
Todos y todas ellas (Juezas, jueces, fiscales y fiscalas) abrazaron la profesión del derecho, tienen la ley en la manga, pero no se pueden poner de acuerdo en detalles mínimos de convivencia pacífica: ¿ En casa de herrero cuchillo de palo?
¿“Premios y castigos”, palo y zanahoria? ¿La crisis habitacional que castiga a sectores populares y humildes desde hace tiempo sin que a ninguno de ellos los aflija demasiado, llegó a la Fiscalía?
Los Fiscales de Paraná, Concordia, Concepción del Uruguay, Villaguay, Gualeguay, Victoria, Tala, Feliciano, Diamante, Chajarí, Gualeguaychú y Villa Paranacito trabajarán en las plazas, al rayo del sol? ¿ Luego de vacacionar en algún lugar exclusivo de la Costa Atlántica o del extranjero, castigarán sus pieles doradas con el sol del medio día a la intemperie en febrero?
Dicen que en los sectores liberados por García con el futuro desalojo de los fiscales, sería aprovechados para instalar las Cámara Gesell, que dependen del Ministerio Público de la Defensa, tanto en Feliciano, Concordia, Villaguay, Chajarí, Gualeguay, Victoria, Diamante, Colón, Tala y Villa Paranacito.
¿Llamarán al juez Belén y a Giampaolo para pedirles prestadas las topadoras si no cumplen las huestes del Ministerio Público? Todo una incógnita.

Podríamos especular que en ésta crisis institutcional – habitacional hay un desmanejo, que desnuda una grave disfunción y un punto de crisis terminal. Podríamos estar en lo cierto.
Mas dejaríamos de observar que los y las protagonistas que hoy pelean a brazo partido en éste divorcio conflictivo para ver quien se queda y quien se va, bajaron considerablemente el tono de la discusión en temas jurídicos y penales, que están pendientes de resolución por la Corte;(Macrista) la Fiscala removida del cargo sigue cobrando sin trabajar y Frigerio le habría pedido a García que se quede hasta que él asuma. Dos vacantes sin completar en el Superior Tribunal (las de Smaldone y Salduna), que , dicen, se las está guardando Gustavo a Rogelio
La sombra de un “acuerdo”, en buen romance un nuevo matrimonio político entre Bordet y Frigero para que “todo siga como está”, mas allá o mas acá de los avatares de las urnas, muestra su silueta indisimulable. Y en ese clima “acuerdista” Urribarri no quiere ser el “pato”de la boda.
Cualquiera que sean las respuestas a las preguntas que formulamos nos hará concluir en que estamos atravesando un período de virulenta decadencia institucional y éstos hechos la revelan con crudeza