En estos días, los responsables de la coordinación del plan recorren las escuelas para verificar la marcha de los trabajos y extender las certificaciones que permitirán la entrega de nuevos fondos para la continuidad de las obras. “En general vemos un grado de avance muy importante. En casi todas las escuelas están terminando la primera etapa y algunas ya iniciaron la segunda.”, señala Jorge Mendieta, uno de los coordinadores de los equipos técnicos. La afirmación es ratificada por el arquitecto Daniel Ocampo, de la CTM: “Aunque en algunos establecimientos hay demoras, podemos afirmar que en más de un 90 % de las escuelas están avanzando a buen ritmo”, dice.
“Para que el programa funcione bien es muy importante el protagonismo que se les dio a las cooperadoras. El Gobierno impulsa el programa, la CTM otorga los fondos; pero son los padres y docentes quienes administran los recursos y controlan la ejecución de los trabajos. Luego, los técnicos certifican las obras, pero la buena marcha del programa se sustenta en la participación y el compromiso de las comunidades educativas”, apunta Enrique Cresto, quien fue designado por Urribarri para hacerse cargo de la dirección general de “Pueblo y Gobierno hacia una Escuela Digna”.
En cuanto a las tareas en las escuelas, Cresto detalla: “Hay establecimientos donde se renueva toda la instalación eléctrica y se pinta todo el edificio, en otras se reparan los baños y se colocan cielorrasos; así como también hay escuelas donde se construyen cercos perimetrales, se cambian puertas y ventanas, se reponen vidrios, se amplían aulas, se construyen playones deportivos, etc. Es decir: todo lo que se hace está orientado a resolver esos problemas que pueden impedir o interrumpir el dictado de clases”.
