La situación que desde hace tiempo enfrenta Alternativa videoclub, que ya en marzo pasado intentó subsistir cerrando el local de Presidente Roca al 800, viene golpeando desde hace tiempo este negocio.
De hecho, los registros de la Municipalidad sobre las altas y bajas de locales de este rubro indican que para 2000 en Rosario había 135 locales habilitados como videoclubes. Desde entonces, año tras año el número se fue reduciendo y hoy apenas quedan 20 comercios funcionando bajo este sector, muchos de los cuales ya no sólo alquilan películas, sino anexaron otras actividades para cubrir gastos.
El escenario se repite en el resto del país. Sandra asegura que la caída vertiginosa del negocio que cada año desciende entre un 20 y 30 por ciento, también puso contra las cuerdas al rubro en Capital Federal. "Ahí es peor porque la piratería está más extendida y queda la misma cantidad de videos que en Rosario", señala.
Otros tiempos. Fue el gusto y el placer por las películas lo que llevó a Sandra en 1991 a pensar en un videoclub como medio de vida. "Yo sabía de cine y entones con un socio abrimos el primer local, que estaba en Urquiza al 1400", recuerda.
El negocio explotaba y por entonces la mirada estaba puesta en los cines, que perdían público día y día, y las salas clásicas de la ciudad se reconvertían en grandes negocios o salones religiosos. Poco después, el gigante Blockbuster desembarcaba en Rosario y lejos de generar un impacto negativo, "el negocio se reactivó y se generó una competencia saludable", dice Sandra de esos tiempos.
En el 97 abrió una segunda sucursal en Presidente Roca al 800 que fue la que se sostuvo hasta marzo pasado. Y en 2005 sumó una tercera, en la esquina de Mitre y 3 de Febrero. "Eramos de los videoclubes más grandes del país, por cantidad socios, de copias y el movimiento que teníamos", insiste.
La caída fue sumando distintos factores. La piratería primero e internet después fueron parte de los primeros golpes. "Cuevana —sitio de descarga de películas— fue otro cimbronazo, y Netflix nos terminó de matar, porque acá la estructura de costos laborales y de mantenimiento del local no paraba de crecer, y ahora con la crisis actual y los tarifazos, la luz por ejemplo es casi un sueldo más", cuenta.
Sandra dice que en los últimos dos años hizo "magia para sobrevivir" e intentó "de todo". De hecho, además de alquilar películas, en el local de Presidente Roca probaron incorporando tecnología, pero no funcionó. En esta última sucursal instalaron un espacio de regalería y juguetería, pero nada alcanzaba para cubrir los costos.
Así de los 15 empleados que llegaron a tener, apenas hoy quedan cinco. Todos, incluida Sandra, se quedarán sin trabajo a partir del 31 de agosto. "Toda mi vida laboral está ahí adentro, ahora quedaré desempleada para empezar de cero y ver qué hago con mi vida", plantea con angustia. Eso sí, aclara: "Hice lo que pude y más. Dejé todo en ese negocio".
Un remate de más de mil títulos
El cierre definitivo del videoclub será a fines de agosto; sin embargo, hasta que llegue esa fecha queda algo por hacer. Sandra, su dueña, seguirá alquilando sus más de mil títulos estos días, que deberán volver al local, y desde el lunes arrancará un remate del sotck. "Gran venta de películas" se anuncia en el mismo sitio web, y se promocionan "cuatro títulos por 200 pesos" para "tenerlas para siempre". Lo cierto es que no sólo es el videoclub el único negocio vinculado al cine que desaparece. "Las editoras, que nos proveen a los videos también están desapareciendo _agrega_. Sacan cada vez menos películas, y todo eso viene restringiendo el negocio".