La ordenanza hace cuatro meses que no cobra su sueldo, y explicó que esa situación la padece siempre a principios de año. “Debemos arreglarnos como puedamos (sic)”, dijo. El presupuesto del asilo es alimentado por las arcas del gobierno de la provincia.
Quevedo se desempeña en ese lugar desde hace tres años y once meses, y su llegada se debe a la intermediación del ex-intendente Silva. Según explicó, su situación laboral es sumamente precaria, está “en negro”. “En varias oportunidades le he pedido al intendente (Jaime) Chorne que me ponga en planta permanente y a la jefa del comedor también pero nunca me hicieron caso, nunca me ayudaron”, expresó.
El martes pasado discutió con el intendente de esa localidad por otros problemas. “Le pido que me arregle (mi casa) que se está cayendo un pared y muchísima humedad en la habitación donde estoy durmiendo con tres chicos”. Ese mismo día, tuvo un problema estomacal. “Yo tengo una hernia en el estómago de tantos nervios que paso. En vez de tomarme una pastilla, me tomé cinco pastillas. De acá me llevaron al hospital y me hicieron un lavaje de estómago”, recordó.
Al día siguiente, luego de cumplir con su labor, recibió un mensaje de la jefa del comedor: Chorne le mandó decir que la iba a suspender. “Porque no iba a tener más plata o no le iba a entrar plata hasta que no sé que”, fue la explicación. El viernes, Quevedo vino a Concordia y consultó a un abogado, quien le recomendó que se presente a trabajar haciendo caso omiso del mensaje de Chorne.
En consecuencia, la cocinera fue esta mañana hasta el comedor. La encargada, Antonia Amirón, haciéndose la “desentendida”, le preguntó que es lo que buscaba. “Le dije que iba a trabajar y me dijo que no”, expresó. De todas formas, mostró determinación en persistir en su postura. “Voy a cumplir las seis horas que yo trabajo: de siete de la mañana hasta la una de la tarde”, añadió.