“Siento una gran impotencia. Este tema no es nuevo, lleva años y no se logra ponerle un coto. Pareciera que lamentablemente no queda otra cosa que hacer como en Gualeguaychú un piquete y cortar la ruta para que las autoridades vean el tema. La discusión sobre de quien es la responsabilidad y jurisdicción para lo único que ha servido es para que se laven sistemáticamente las manos y no haya una acción concreta”, afirmó Edgardo Rodríguez Cardozo.
El propietario del establecimiento “El Desafío”, que produce arándanos en Rocamora, sumó sus críticas por el alto nivel de contaminación que tiene el ecosistema Calá. “Esto no empezó con la muerte de los peces la semana pasada, esta situación cumplió 15 años”, exclamó.
“¿Puede ser que por 40 puestos laborales una empresa a la que se señala como supuesta responsable del alto grado de contaminación que luce el lugar, ejerza una especie de extorsión amenazando que se va, y por consiguiente se perderían las fuentes de trabajo, y por ello se les permita que no cumplan la Ley ? ¿ Qué clase de país es éste ? Se castiga a quién, como nosotros pagamos todos nuestros impuestos, invertimos y damos mano de obra absolutamente en “blanco” a todos los operarios que contratamos, y ahora vemos peligrar nuestra producción”, comentó con preocupación el empresario en declaraciones a RIEL FM.
Cuestiones estrictamente afectivas lo hicieron decidir que el emprendimiento debía ser emplazado en Rocamora, su pueblo natal, pero advierte que la situación ambiental hace peligrar sus planes y una segunda etapa sobre la que está trabajando desde hace unos meses. “Corremos serios riesgos de que lo realizado sea echado por tierra” y lamenta que “nadie se hará responsable”; luego dijo que el daño ambiental llegó al punto actual gracias a la intervención de “cómplices, gente dispuesta a no hacer cumplir la ley” y esto es “indignante”, aseguró.
El empresario dijo que en su establecimiento trabajan permanentemente 4 personas y en época de cosecha 60, y proyectaba anexar otras actividades productivas (plantaciones de alcaparras y talleres para fabricar artesanías para exportar en los meses en que no hay cosecha de arándanos).
Rodríguez Cardozo comentó que puede levantar las plantas e irse con el proyecto a otro lado, pero “la gente seguirá padeciendo esta situación”.
Seguidamente dijo que la próxima semana “El Desafío” recibirá una inspección de la Comunidad Económica Europea, principal destino de su producción, y teme que los daños en el ecosistema puedan perjudicar la calificación de su emprendimiento considerado “modelo” a nivel nacional.
Por último dijo que observa “inoperancia” de las autoridades e “inmediatez” en las respuestas que se dan en los medios de comunicación, pero luego “todo queda igual” y advirtió que: “la inmediatez no es sensatez y aquí falto un plan de saneamiento. Si la empresa, a la que se le imputa la responsabilidad de los daños ambientales del lugar, desprecia el lugar donde está y hace un compromiso o plan, que ella misma elaboró, y no lo cumple: ¿qué es lo que se está esperando? ¿Qué hace pensar que lo hará en treinta días? ¿Le sirve a la zona una empresa así?”, concluyó.
