El IAPV entregó en esta gestión 50 casas a afiliados del Centro de Empleados de Comercio, 40 a los empleados de Obras Sanitarias. Además 20 en Puerto Yerúa, 60 en Federación, 30 en Feliciano, 50 en Chajarí, 80 en San Salvador, 20 en General Campos, 20 en La Criolla y 15 en Los Charrúas. En las dos últimas localidades, aún falta la entrega.
Mazarello sostuvo que ya finiquitaron la primera etapa de 100 viviendas, de un total de 200, en Benito Legerén. El programa “Emergencia Habitacional” se ejecuta en conjunto con la municipalidad. “Ahí auditamos y verificamos la obra y los fondos. El promotor es el municipio”, explicó.
En el IAPV hay inscriptas cerca de 4000 familias dentro del concepto denominado demanda libre. La cifra aún debe ser depurada porque “hay que evaluar los requisitos”. Mazarello admitió que se trata de una cifra importante pero cree que se va a cubrir: “un número muy importante con todas las viviendas que tenemos licitadas y adjudicadas para demanda libre”.
Asimismo, admitió que se han licitado un número «importantísimo» de viviendas para toda la provincia. “Se están adjudicando las obras, están en ejecución, está quedando obras pendientes para adjudicarse y firmar los contratos”, señaló. Y resaltó la firma de un fidecomiso efectuada la semana pasada con la Nación. “Eso nos abre la puerta para adjudicar y firmar contratos del programa plurianual reconvertido. Eso le ha dado la tranquilidad con todas las gestiones que hace a diario, minuto a minuto, nuestro gobernador y por el mismo camino el directorio del Instituto”, subrayó.
El IAPV no sólo se hace cargo de la demanda libre proveniente de familias independientes sino que también debe encargarse de gestionar ante el requerimiento de afiliados gremiales o de entidades civiles.
Entre las obras a punto de comenzar, citó 124 viviendas divididas en tres grupos en La Bianca que pertenecen al programa “Techo Digno”. “Ya tienen los anticipos financieros, se están limpiando los terrenos y se están acondicionando los obradores”, explicó. Más otras 244 pertenecientes al mismo programa que se dividen en tres grupos, uno en Villa Adela y otros dos en Concordia.
Otras 56 viviendas comenzaron a edificarse para el Centro de Empleados de Comercio en Villa Adela y otras 64 para miembros de una cooperativa de personal policial pero que también involucra a empleados públicos. “Seguramente en días más vamos a tener novedades de más contratos para nuestra regional”, indicó Mazarello.
También se encuentran en ejecución 385 viviendas de 500 prometidas para los inundados. “Ya vamos por tres meses de ejecución de la obra. Es una obra muy importante en lo que hace a movimiento de suelo así que recién vamos a empezar a ver mampostería dentro de dos meses más cuando salgamos de los cimientos”, explicó. Además hay otras 64 viviendas que se edifican un tanto más lejos y van más rápido. “Ya lo puede observar la comunidad porque está a la altura de los tímpanos (techo)”, señaló. Mazarello manifestó que sólo restan trámites burocráticos para firmar los contratos de otro grupo de 64 casas. “Ahí tendríamos a las 500 en ejecución”.
En resumen, el IAPV se termina haciendo cargo, además de la necesidad de los sectores más humildes, de la demanda que proviene de estratos medios de la población, empleados públicos o privados, que no pueden acceder a créditos bancarios de entidades como el Banco Hipotecario. Paradójicamente la sucursal en Concordia cerró hace muchos años y hoy es un edificio en desuso. “Eso no debería de asustarnos si seguimos la metodología de trabajo que ha inculcado nuestro gobernador en estos últimos tres años en no bajar los brazos nunca”, expresó Mazarello.
Gestionar ante la Nación
Luis María Dávila, titular de la Dirección Municipal de Viviendas conformada hace un año y medio, sostuvo que el intendente Gustavo Bordet decidió “fortalecer la gestión en materia de viviendas”. La intención de las autoridades municipales es la de gestionar viviendas a través de programas de ayudas económicas mediante el sistema de autoconstrucción u otros programas específicos. “Empezar a buscar alternativas de solución”, indicó.
En la actualidad, se trabaja con dos programas: el Federal de Integración Socio-Comunitaria y el de Erradicación de Villas y Asentamientos Precarios. El primer programa se encarga de la edificación de 48 viviendas en el barrio Palmeritas. “Ya hemos llegado a la certificación del 60 % así que estamos en condiciones de pedir más viviendas a través de ese mismo programa”, dijo. Las gestiones apuntan a obtener 48 viviendas más como mínimo para que las cooperativas de trabajo que se desempeñan en ese barrio mantengan su trabajo. “Tenemos en carpeta pedir algunas viviendas más pero depende de algunas circunstancias administrativas”, explicó.
El segundo programa abarca 26 viviendas en el barrio María Goretti más tres proyectos presentados que incluyen 38 casas en Benito Legerén, 36 viviendas en el barrio Nébel Norte (en realidad se trata de 26 casas y 10 mejoramientos) y 68 viviendas para el barrio El Silencio. “Están en la etapa de evaluación de los proyectos”, indicó D´avila. En tanto que las de El Silencio se encuentran en la última etapa de la evaluación técnica. “Tratamos de priorizar aquellos lugares donde la necesidad es extrema”, agregó.
Por otra parte, el funcionario señaló que no es fácil realizar un relevamiento de la ciudad para saber cuantas familias no tienen una vivienda digna. Lo más sencillo sería relevar los asentamientos precarios. “Uno va y cuanta las manzanas y puede decir que faltan 2.000 o 3.000 viviendas”, ejemplificó. Pero en distintos barrios se han encontrado con situaciones de difícil abordaje. Por ejemplo, dos o tres familias conviviendo en una misma casa. “Piden una ampliación pero no se puede ampliar; se necesita una vivienda nueva”, indicó.
La posibilidad de que el municipio se pueda hacer cargo, mediante fondos propios, de la construcción de viviendas es casi utópica. “Por ahí puede hacer algo el municipio pero la demanda es tan grande. Lo único que se puede hacer son ayudas”, sostuvo.
“Es histórico, todo lo que se hizo en la década del 70, en del 80, del 90, son dineros de la Nación Además, D´avila argumentó que la Nación, al reservarse para sí cierta cantidad de impuestos, tiene que devolver esos recursos. “Es dinero que sale de nuestro presupuesto, del impuesto automotor, a la tierra, del IVA. El trabajo es gestionar”, expresó.
Una ayuda para tapar una gotera
Roberto Couto, director de Autoconstrucción, aseguró que el sistema está previsto para las familias más necesitadas. “Mayormente trabajamos con gente de escasos recursos. A través de una solicitud van solicitando materiales para reacondicionar sus casitas. Medianamente son ayudas que no pueden solucionar todos los problemas habitacionales que tienen pero les pueden solucionar varios inconvenientes como casitas que se llueven, que no tienen su piso, su baño”, explicó.
Por ejemplo, los vecinos acuden a Autoconstrucción para recibir un caño o un inodoro para el baño o ladrillos para una pared. “Corre por cuenta de ellos la terminación”, explicó. Si bien hay un grupo de personas que trabaja en esa repartición, no alcanzan para dividirse en varias obras. “Es imposible estar en todos lados al mismo tiempo”, manifestó Couto. Es que si el municipio abonara la mano de obra, el presupuesto se agotaría con mayor rapidez.
Además, la municipalidad sólo destina $ 200.000 a Autoconstrucción. Couto admitió que la necesidad es “mucha” y eso hace que sea “imposible” dar respuesta a todos. “Hoy estamos hablando que hay gente que solicita una piecita y un baño y estamos hablando de un valor de por lo menos $ 15.000 en materiales nada más”, indicó. Costeando 13 obras a ese valor se extingue el presupuesto. El director de Autoconstrucción indicó que requieren cerca de $ 600.000 o $ 700.000 anuales para trabajar en forma adecuada. “Como para que la gente que no tenga un bañito, nosotros hacérselo”, indicó.
No obstante, muchos vecinos necesitan solucionar un problema puntual y se conforman con poco. “Hay gente que le hemos dado dos o tres bolsitas de cemento, un poco de arena y un poco de piedra y se encuentran eternamente agradecidos porque con eso se puede hacer mucho, la van remando, la van remando”, recalcó. O hay quienes necesitan tapar una gotera. “Si no nos da para comprar una chapa de zinc, le ponemos membrana”, explicó. “Los problemas de viviendas corresponde a otra área”, expresó.
El IAPV también se encarga de las mejoras a través de un programa que se denomina “Mejor Vivir”. “Es un subsidio para mejorarles las viviendas o hacerles el núcleo húmedo o núcleo seco que puede ser un baño cocina o dormitorio anexado a la vivienda que tiene la gente de escasos recursos pero que también merece una vivienda digna”, señaló Mazarello. Más de 500 intervenciones de ese tipo ha realizado la Regional en Feliciano, Chajarí, Villa Del Rosario, San Salvador, General Campos, Puerto Yerua y Los Charrúas.