Por otra parte, de acuerdo al organismo estadístico, la línea de indigencia también aumentó 3,7%. De esa forma, una pareja con dos hijos requirió ingresos por .557 para no ser considerada indigente y para un solo individuo, la canasta básica alimentaria fue de .423.
A lo largo del último año, las líneas de indigencia y de pobreza avanzaron a ritmos similares con la tendencia general de los precios. Los valores de las canastas básicas tuvieron su mes de mayor incremento en septiembre, justo en el mes en que el IPC llegó a su pico de 2018, con 6,5%. En esa ocasión la CBA aumentó 8,7% mensual y la CBT un 8,1%. En diciembre ambos indicadores aumentaron levemente (0,7% la línea de indigencia y 1,1% la de pobreza), pero en enero, la reaceleración de la inflación impactó de lleno en el costo de vida.
La canasta alimentaria y la total definen la variación que tendrán los indicadores de pobreza e indigencia en el país. Cuanto más alta sea la brecha entre el aumento de los salarios y el encarecimiento de las canastas mayor impacto tendrá en la cantidad de pobres e indigentes. En marzo el Indec publicará los números finales de 2018, en el que se espera un incremento, producto de la caída del poder de compra del salario.