En el punto 1 de la amenaza se resuelve “considerar incompatible la permanencia como asociado de esta entidad (AMC) y por tanto causal de exclusión –a través del correspondiente procedimiento estatutario- de aquellos que presten atención a afiliados de PAMI bajo las modalidades expresadas en los considerandos precedentes, y/o celebren contratos con el mismo a tales fines”.
En los considerandos se asegura que el PAMI rescindió unilateralmente el contrato firmado con el IPSER ; que esa obra social se apresta a firmar contratos directos e individuales con los médicos y que la nueva modalidad excluye la posibilidad de trabajo para todos los médicos. Además, se acuerdan de los jubilados al decir que estos carecerán de la posibilidad de “elegir con absoluta libertad el médico que lo asista”.
El comunicado no solo se “olvida” de señalar que fueron los propios médicos a través de IPSER (la intermediaria que se quedaba con una fabulosa suma de dinero) quienes anunciaron que las prestaciones se cortarían en noviembre por supuestos incumplimientos de la obra social, sino que, además, nada dicen de los insistentes reclamos y repudios a los cobros indebidos del denominado “plus” médico.
Los nuevos convenios obligan a los prestadores médicos a anunciar con un cartel a la vista de los abuelos, que informe del impedimento de cobrar ese dinero extra.
Finalmente, en esa circular supuestamente emitida por la comisión directiva de AMC, se amenaza con excluir a los díscolos del “FASPACER” que es algo así como un fondo al que los médicos aportan como seguro de vida y al “FOMAPRA” otro fondo solidario que responde por cada asociado en casos de denuncias por mala praxis.
