“Ese proyecto está parado. Desde la Asociación hemos invertido algún dinero viajando a Concepción del Uruguay en varias oportunidades”, indicó. Bordet les indicó que en los galpones podría funcionar una guardería náutica manejada por la Asociación. “Está tomando su curso eso pero hasta ahora no hemos tenido ninguna novedad”, indicó. Para septiembre u octubre esperan tener alguna novedad.
Según Toller, se trata de un proyecto “muy ambicioso” debido a que contempla una bajada hidráulica y un patio cervecero para los turistas y pescadores. “Es un hermoso lugar para recuperar”, acotó. Pero lo fundamental es poder agrupar las embarcaciones que se encuentran diseminadas por diferentes lugares. Algunas lanchas están guardadas en casas particulares, otras están amarradas en la “Tortuga Alegre” y otras en el Club Pesca. Si bien Toller agradeció el servicio del Pesca, señaló que luego de que el río baja de golpe, luego de rebasar la costa natural, deben ir a buscar las embarcaciones en medio del barro. “Para el turismo creemos que no es bueno”, dijo.
“Con esa obra tratamos de posicionar en lo más alto el turismo pesca en Concordia. Creemos que estamos en una de las mejoras zonas pesqueras del país y trabajando con gente de muy buen nivel”, indicó.
En cuanto a la protesta de la semana pasada, Toller dijo que no cambió nada. “Hubo un par de llamados pero lamentablemente sigue todo igual. No se ha resuelto nada”, señaló. El guía explicó que la época estival es la más complicada y en los meses invernales solían trabajar con el surubí. En el verano trabajan con la boga y luego en otoño, dependiendo de la altura del río y del frío, con el dorado.
No obstante, desde hace algunos años se fueron incrementando las restricciones a la pesca del surubí por la depredación de esa especie hasta declarar “zona intangible” al río. Toller dijo que “si hubo depredación, fue legalizada”. Si bien no descartó que los pescadores de costa o artesanales hayan “sacado algún surubí de más”, apuntó principalmente a las normas vigentes en ese momento. “Con lo que estaba habilitado ya era una depredación”, dijo.
Luego explicó que se autorizaban hasta tres surubís por cada licencia de pesca. “Si íbamos tres pescadores, eran nueve surubís por lancha habilitados”, dijo. Luego se redujo a un ejemplar por licencia. En consecuencia, pasaron a habilitarse tres surubís por lancha. Más adelante, sólo se permitió uno por embarcación. “Pero si tenemos en cuenta que hay días que hay 40 o 50 lanchas, si bien no todos pescan, igual era mucho”, indicó.
Hace pocos meses, la Asociación envió un proyecto a la CARU (Comisión Administradora del Río Uruguay) pidiendo la autorización de la modalidad de pesca con devolución y marcación. “Lamentablemente los funcionarios de CARU, siempre lo decimos, que acá hay un problema de bolsillo. Nosotros necesitamos trabajar y estos funcionarios están cobrando lindos sueldos en dólares”, señaló.
Respecto al rol de la municipalidad de Puerto Yerúa en la cuestión, Toller recordó que en su momento desde la intendencia se promocionó la pesca con mucho énfasis. “Hay que ver después de la veda si hay otro tipo de intereses, otro tipo de negocios en vista”, indicó.
Por último, Toller negó que los pescadores no tengan licencia habilitada. Una fuente de la Dirección de Recursos Naturales aseguró que no hay nadie inscripto como guía de pesca. “Te puedo mostrar mi carnet de guía de pesca”, indicó. No obstante, admitió que al ver falta de voluntad de tratar los temas que plantean, decidieron dejar de renovar la licencia hasta que “esto no se solucione”.
Hace tres meses enviaron una carta al ministro de Producción, Roberto Schunek, pidiendo autorización para vender desde la Asociación licencias de pesca a los turistas. Pero hasta el momento no tuvieron contestación. “Es muy lento el retorno de Paraná”, señaló.