Además, la situación se complica por el viento, que tira abajo los caballetes que ya están en medio de la nada y los tapeos formados por camalotes, pastos y demás vegetación que arrastrados por la correntada se apoyan contra las colmenas y las tiran abajo.
En agosto de 2006, productores apícolas de la zona de Victoria solicitaron a los legisladores departamentales una serie de medidas para paliar tres años de crisis por la falta de productividad del sector, sin haber obtenido respuestas hasta el momento. En esa oportunidad la emergencia se había desencadenado por la sequía que afectó la producción de mieles. Pero hoy, la producción está en riesgo por las inundaciones.
Según informó el diario Uno, los productores advirtieron que los augurios no son muy buenos si se tiene en cuenta que el agua arrasó con toda la floración de la zona, ya que en este momento hay pasto y no tanta flora acuática y se estima que la producción será “de baja a mala”.
Otro elemento que atenta contra la producción apícola, la situación también se complica por la acción del viento, que tira abajo los caballetes que ya están en medio de la nada y los tapeos formados por camalotes, pastos y demás vegetación que arrastrados por la correntada se apoyan contra las colmenas y las tiran abajo.
Además, el avance de las aguas sobre los terraplenes hace que las hormigas trepen y aniden en los cajones en busca de superficies secas, malogrando la miel y haciendo emigrar a las abejas, se indicó.