El radicalismo de Entre Ríos marcó su discrepancia con la construcción de la alianza que llevó a Lavagna como candidato presidencial, pero dejó sentado que, por pertenecer a un partido nacional, democrático y orgánico, acataría la decisión de la mayoría de su máximo órgano de conducción.
Kisser dijo que el “gran defraudado” no es la UCR sino los 3.200.000 ciudadanos que creyeron en la sinceridad de Lavagna, más que en su plataforma electoral. “El radicalismo de Entre Ríos tiene autoridad suficiente para sostener que la dirigencia nacional, e incluso alguna provincial, que impulsó esta malograda coalición debe, al menos, una explicación, no sólo a los radicales, sino a la ciudadanía en general”, añadió.
“Lo censurable no es que Lavagna sea justicialista, porque en verdad nunca resignó su condición de tal, ni su afiliación partidaria”, sostuvo. En cambio, lo repudiable de Lavagna, luego de haber encabezado una coalición adversa al régimen gobernante, es que ahora aparece “compartiendo la metodología del ex presidente Kirchner, al que hasta ayer denostaba”.
El presidente del Comité Provincia se preguntó si algo había cambiado en el ex-presidente Néstor Kirchner que justifique la integración de Lavagna a su proyecto político. “Evidentemente nada, y ello descalifica totalmente a este último como dirigente serio”, se respondió.
Más adelante, sostuvo que “estas volteretas hacen mucho daño a la actividad política”. Incluso, señaló que “demuestran un cinismo espeluznante, porque no es posible que un mismo candidato hoy condene severamente una metodología y una conducta políticas, y al día siguiente adhiera a ella, sin el menor pudor”.
Haciendo un análisis de lo que le ocurre a la UCR, dijo que no era inédito: “ya le pasó a Carrió con la cooptación de Garré y Ocaña; y también ocurrió en Entre Ríos con Zacarías y compañía. Lo soporta la UCR con quienes se hacen llamar radicales K».