«No nos merecíamos esta afrenta, espero que rectifique semejante error como pueblo de amor, de paz, de hermandad». Le habló directamente al «presidente de Uruguay», de quien dijo: «Yo no sé por qué mandó al ejército a custodiar una papelera».
«La noticia me dolió y me golpeó el corazón. Queremos a nuestros hermanos uruguayos, los amamos por más que tengamos diferencias circunstanciales. ¡Por Dios, no hay que perder la razón ni hay que buscar réditos internos en algo que nos conmueve tratando de demostrar xenofobias del pasado!», añadió el mandatario argentino.
La carta a Gargano es otra apelación al gobierno de Uruguay para que «recapacite» y revea la decisión. Es una nota breve un párrafo contundente: el que dice que «no es ni será la Argentina un enemigo del cual Uruguay deba jamás defenderse militarmente».
«El gobierno argentino ha tomado conocimiento con consternación de la decisión adoptada por su gobierno, invocando supuestas razones de seguridad, de establecer una presencia militar en el predio donde, en violación al Estatuto del Río Uruguay, se construye una planta de celulosa sobre la cual mi país reclama», arranca el texto de Taiana a Gargano.
Para Taiana, las diferencias se concentran en una «cuestión de carácter eminentemente ambiental» y «en nada han modificado el afecto fraternal con el pueblo uruguayo».
El tono de la disputa bilateral trepó en las últimas semanas día a día. El nuevo bloqueo de la ruta que comunica Gualeguaychú con Fray Bentos encendió las alarmas en Montevideo, que teme otro verano de pérdidas por la dificultad de circulación. Los asambleístas de Gualeguaychú endurecieron su posición cuando el Banco Mundial aprobó el crédito que permitirá a Botnia terminar la obra. Entonces, el gobierno uruguayo tomó como ciertas versiones anónimas sobre un plan de los vecinos para cruzar la frontera y atacar la fábrica.