El aparato del PJ mostró la capacidad de movilización que tiene. En las tribunas se encontraban representantes de los comedores barriales de toda la ciudad; cerca del palco se encontraba un cúmulo de representantes de UPCN; en el centro de la cancha había numerosos cascos amarillos y naranjas, pertenecientes a empleados de la construcción, que habían llegado movilizados por UOCRA de distintas ciudades aledañas. El contraste era la falta de presencia del ciudadano de a pie, que en muchos casos si podía observárselo en las esquinas esperando el paso de la caravana.
Kirchner, al momento de subir al estrado, señaló que “Concordia está dejando de ser la ciudad más pobre del país”, señaló. El presidente anunció una inversión de 60 millones de pesos, y 2.500 millones para la provincia.
Muchas banderitas argentinas fuero repartidas entre los presentes. No faltaron ninguno de los elementos pertenecientes a la liturgia peronistas: la marcha, los bombos, las pancartas, retratos de Evita. Incluso, hubo a quienes se les “piantaron” algunas lagrimas luego de una joven no vidente de Villaguay cantara “No llores por mi Argentina”.
Las pancartas manifestaron la presencia de empleados públicos pertenecientes a diferentes reparticiones: IAPV, Fopar, 107 (Emergencias). Entre los gremios se contaban al Sindicato de la Fruta. También habían integrantes de las cooperativas de viviendas y militantes de la Federación de Tierra y Viviendas (FTV).
Contra los que no quieren que cambie nada, contra los que quieren mantenerse en el pasado
“Me dicen que no tengo que empujar con tanta fuerza, que trate de acordar para garantizar la gobernabilidad. Pero si para garantizar una pseudo-gobernabilidad tengo que traicionar mis convicciones y las del pueblo argentino, yo estoy con el pueblo argentino”, dijo Kirchner, quien manifestó su carisma al manifestar su satisfacción por los regalos que les hacían llegar, y también al saludar a todos los rincones del gimnasio, lo cual era efusivamente respondido por los presentes.
“Vengo a cumplir con el mandato que me dio el pueblo y haré todo lo que pueda para cumplir con ese mandato”, expresó. A su derecha, se sentó el gobernador Jorge Busti, quien durante el discurso le echó la culpa de la pobreza a los militares, los radicales y a la instalación de la represa. Parece haber desterrado de su vocabulario la palabra “Menem”. A la izquierda de Kirchner se sentó el intendente Juan C. Cresto, quien cuando tomó el micrófono volvió a insistir con su teoría de la pobreza. Para Cresto “hay 2.000 planes jefes de Hogar que no son de Concordia: bolivianos, paraguayos, brasileros”.
El mandatario nacional agregó: “vamos a defender firmemente a esta hermosa provincia de Entre Ríos y Gualeguaychú sobre cualquier problema de contaminación ambiental que pueda generar la instalación de la planta papelera. Así como con los Hielos Continentales estuve donde estuve que estar, con las papeleras también voy a estar donde debo estar”. Cerca de él también estaban el ministro de Salud, Daniel Filmus, el vicegobernador Pedro Guastavino, el ministro de Gobierno, Sergio Urribarri, el de Hacienda, Diego Valiero, y de Salud, Gustavo Bordet, los legisladores Héctor Strassera y Enrique Cresto, el intendente de Paraná, Julio Solanas. Más atrás se repartieron las sillas entre las esposas de las autoridades y algunos allegados.
Entre los anuncios puntuiales, Kirchner mencionó que “en el mes de noviembre se licitarán los cinco primeros tramos de la autopista sobre la ruta 14 y en diciembre tres tramos más”. También se comprometió a invertir el 6 % del PBI en la educación del país. Por último, aseguró que “cada noche” sueña con reducir a un dígito los niveles de desocupación, pobreza e indigencia.