Como ya lo adelantara DIARIOJUNIO en el informe: http://www.diariojunio.com.ar/noticias.php?ed=1&di=0&no=57357
El mismo fue publicado la semana pasada, Carrera estaba imputado por delitos menores aunque los fiscales lo ubican como uno de los cráneos de una banda de la zona noroeste que obtuvo mayor visibilidad con el homicidio de Esteban Alanis, cometido en febrero de este año, cuando el joven de 18 años fue asesinado de un tiro en la espalda.
Los autores de ese disparo mortal fueron Juan Ramón Ramírez y Abel Gonzalo Galeano, hoy condenados por dicho asesinato cuando intentaron robarle la moto.
Durante el juicio oral y público de ese caso uno de los acusados, señaló que le pidió ayuda a Carrera apenas llegó al pool, en el que habitualmente se juntan: “me mandé una cagada, mate a uno” habría dicho Galeano a Guillermo Carrera, quien le contestó, segùn dichos del homicida, que se las arreglara solo.
Durante la investigación de este caso, la fiscalía había ordenado 13 allanamientos entre ellos la casa de Carrera, a quien le hallaron partes de motos robadas y un arma de fuego.
El episodio suscitado en esos primeros días de la investigación, si bien no basta como prueba incriminatoria, habla de la relación deCarrera con los otros dos detenidos, ya que cuando el «Cachetón» fue apresado como sospechoso del mismo crimen, Ramírez y Galeano pidieron prestar testimonio y se ubicaron en el lugar del hecho, y Galeano reconoció que se le escapó un tiro, para luego narrar la escena del pool, en un obvio intento de despegar a Carrera de la causa.
Sumado a esto, no es un dato menor, que para entonces Carrera era defendido por Edelmiro Díaz Vélez, mientras que la defensa de los otros dos fue asumida por un abogado del fuero laboral de apellido Reinafé, que a toda costa intentó ocultar su participación en el caso.
El dato insoslayable es que Reinafe llevó adelante una defensa puramente formal, ya que durante ese periodo, los dos acusados hicieron declaraciones que los vinculaba directamente con el caso y exculpaban a carrera, cuando contaban con el derecho de abstenerse.
Una vez que Carreras fue desvinculado de la Causa, Díaz Vélez se hizo cargo de la defensa de Ramírez y Galeano, para entonces imposible de revertir, puesto que, al menos Galeano, había reconocido prácticamente el hecho.