Jaime pidió no utilizar el tema de la inundación ‘como bandera’ para una emergencia agropecuaria

En ese sentido, dijo que en los departamentos de Concordia y Federación, dentro del cual se encuentra la zona de Santa Ana, hubo entre 1.300 y 1.500 hectáreas de citrus inundadas. No obstante, señaló que con la bajante del lago y el escurrimiento del agua el problema ha quedado prácticamente resuelto.

El área que más se inundó fue la de Villa del Rosario y Santa Ana, donde se anegaron entre 1.100 y 1.200 hectáreas.  A eso se suman algunas colonias inundadas en la zona de Puerto Yerúa. En total, cerca de 1.500 hectáreas.

La semana pasada, el director de Federación Agraria Argentina (FAA) de Concordia, Sebastián Cuberli, dijo que desde Concordia y hasta Mocoretá (Corrientes) serían alrededor de “12 mil” las hectáreas de citrus afectadas por la inundación del Río Uruguay y otros arroyos. “Está todo bajo agua, se han perdido muchas hectáreas, sobre todo en la zona de Villa del Rosario (departamento Federación), lo mismo en Concordia, la vedad que lo que pasó es lamentable”, señaló.

Por “inundadas”, Jaime dijo que debe entenderse 20, 30 o 40 centímetros en las plantas con agua cuando el Lago se encuentra a 37,5 metros. Con el Lago por debajo de 35 metros, el agua se debe haber escurrido excepto en las zonas bajas donde puede haber quedado agua “sin movimiento”.

En tal sentido, sostuvo que las plantas que tenían fruta “que no eran muchas, es probable que esa fruta se caiga”. Y las plantas chicas, dependiendo del tiempo que tengan agua, puede que se asfixien a la altura de las raíces y luego pueden secarse. Pero Jaime remarcó que se trata de un hecho que puede llegar a suceder. O sea, se trata de una “situación potencial” y para ello el agua debe mantenerse por mucho tiempo. Además afecta a las plantas jóvenes mucho más que a las adultas. Por lo tanto, las consecuencias las conocerán dentro de 10 o 15 días. “Vamos a saber cómo ha escurrido el agua, cuanto ha quedado”, acotó.

Para el presidente de la Fecier, el análisis fue realizado de forma “muy imprudente” y “largado violentamente” provocando una “distorsión de la verdad” cuando, en realidad, debería jugarse con “todas las cartas sobre la mesa”. Y reclamó “no utilizar el tema de la inundación como bandera para generar una emergencia agropecuaria” y calificó a la misma más bien como un tema “más social que productivo”.

De la misma manera, Jaime dijo que una ley de emergencia agropecuaria “no resuelve el problema” que atraviesa el citrus. Para ello, pidió discutir otro tipo de cuestiones y “no patear para adelante” los elementos que pueden servir a ese propósito.

Consultado sobre la disparidad entre las 14.000 hectáreas inundadas en forma virtual y las 1.5000 hectáreas inundadas reales, dijo que fue para “lograr cosas”. Como el sector atraviesa una crisis, la única solución que visualizan en esa coyuntura es la obtención de dinero. “Resolver el problema a través de la plata”, indicó.  Pero reiteró que la ley de emergencia no resuelve el problema dado que “debería actuar sobre los costos de producción y no actúa en ese aspecto”. “El productor tendría que, por lo menos, recuperar los costos de producción”, subrayó.

En lugar del dictado de una ley de emergencia, Jaime se mostró proclive a discutir la modificación de los impuestos internos, la implementación de un seguro multirriego o analizar los costos laborales que tiene el productor. “Esas son las discusiones que habría que dar y no aferrarnos a una circunstancia muy desagradable y muy compleja como es esta inundación que tiene un compromiso social mucho más importante con la población y no con el sector productivo”, sostuvo sin dejar de aclarar que hubo daños no solo a los citricultores sino también a productores forestales, ganaderos, hortícolas, etc. “Cuál es la solución de una ley de coyuntura a una crisis financiera compleja: ninguna”, remarcó.

 

   

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