Las autoridades israelíes restablecieron la obligatoriedad de mostrar el certificado de vacunación o test PCR negativo para ingresar a restaurantes, hoteles, museos y bibliotecas, y asistir a eventos culturales y deportivos.
A principios de marzo, el gobierno del entonces primer ministro Benjamin Netanyahu había impuesto el uso del Green Pass para el ingreso a espacios públicos, pero en junio -gracias a la campaña de vacunación que alcanzó al 70 por ciento de la población del país- se levantaron brevemente las medidas sanitarias.
Sin embargo, la irrupción de la variante Delta, en especial entre adultes que se resisten a vacunarse, obligó a la administración de Naftalí Bennett a reinstaurar, entre otras cosas, el uso del barbijo en espacios cerrados.
Tercera dosis de la vacuna
Asimismo, las autoridades israelíes comenzaron a inyectar una tercera dosis de la vacuna de Pfizer en personas de 50 años o más, a pesar del llamado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a no hacerlo para que los países pobres dispongan de más vacunas.
Bennett, por su parte, respondió que la administración de estas dosis de refuerzo en Israel, un país de 9 millones de habitantes, no afectaría a las reservas mundiales y más bien permitiría probar la eficacia de la tercera aplicación.
¿Nuevo confinamiento?
El primer ministro, además, advirtió que se podría imponer un nuevo confinamiento en septiembre, mes en el que se celebrarán las fiestas más importantes para la comunidad judía -como Año Nuevo y el Día del Perdón-, si la situación no mejora.
En total, más de 950.000 personas se han enfermado de covid-19 en Israel, de las cuales 6.700 fallecieron.
Más de 5,4 millones de personas ya recibieron dos dosis de la vacuna y cerca de 1,1 millones la tercera.
