El empresario afirmó que la faltante es mucha y que por supuesto abarca a todos los productos lácteos, por lo que el daño que le hace a las Pyme es enorme y sobre todo si se habla de segundas marcas con empresas más pequeñas. “Para esta semana pedí 100 cajas de leche, cada una trae 12 saches, y me mandaron sólo 60. Pedí 50 potes de crema de 1 kilo y 50 de 3 kilos y enviaron 30 de una y 20 de la otra. Hace 15 días no mandaron cremas y así lo van manejando”, explicó. “En este momento tengo como un 40 por ciento menos en mercadería porque al no haber leche, no elaboran otros productos. El recorte es grande y por supuesto que dificulta la venta”, manifestó.
El primer inconveniente en la cadena de la producción láctea surge con las grades inundaciones ocurridas entre enero y febrero del corriente en la zona de Santa Fe, Córdoba y Entre ríos, principales cuencas lecheras. Según detalló Slavkin, ese es el primer factor que provoca la faltante: “Las inundaciones hicieron que se mueran vacas dentro de los tambos, en correntadas y también de hambre. El pasto no crece como debe porque el suelo ya no tiene más capacidad de absorción y por supuesto que no hay facilidades ni ayuda económica para una posible recuperación”.
Otras de los motivos que afecta la elaboración y distribución es que se está exportando al exterior gran cantidad de leche, pero en polvo. “A las fábricas no les reditúa mucho entonces elaborar mercadería láctea, sino que les sirve exportar a precio dólar. Están priorizando la leche y el queso en polvo, como por ejemplo el barra, que se vende muchísimo en México por el tema dólar y les rinde más. Estos productos en realidad se exportan desde el 2015, pero al agudizarse el tema de las inundaciones quedaron menos tambos y las fábricas no van a utilizar lo que tienen para elaborar otros productos, sino para vender afuera. Les es más rentable elaborar lácteos en polvo y exportarlos que venderlos en el mercado interno”, concluyó
