Ante la inminencia de las elecciones internas de autoridades de la Unión Cívica Radical, procuramos dialogar con todos los sectores del radicalismo del Departamento Uruguay, a los efectos de encontrar comunes denominadores que nos permitieran acordar pautas de acción política para la próxima gestión, y que nos brindaran la posibilidad de encontrar – sin exclusiones de ninguna naturaleza – los hombres y mujeres más comprometidos para conducir los destinos del partido los próximos dos años.
Entendíamos legítimamente que en esa tarea de búsqueda de acuerdos debían respetarse algunos criterios básicos y elementales:
La crisis partidaria nos obligaba a desistir de la lucha electoral interna, por entender que en esta oportunidad no significaría un elemento de movilización y dinamización, sino un factor adicional de agravamiento de nuestro alejamiento de las prioridades de la ciudadanía y de nuestros propios afiliados, que nos reclaman que rápidamente superemos las diferencias de matices que podamos tener, y despleguemos rápida y vigorosamente una oposición coherente pero implacable, frente a la falta de proyectos de transformación de la gestión de Busti.
La unidad del radicalismo, resultaba por lo tanto un factor estratégico básico en la tarea de reconstrucción del partido; pero no podía quedar reducida a un mero reparto de cargos que esconda bajo la alfombra nuestras diferencias metodológicas. Y requería por lo tanto mucho más que la ausencia de lucha interna, mediante la presentación de una lista única. Requería que la lista única represente a todos sus sectores, sin mayorías hegemónicas para ninguno, convocando a sus mejores hombres y mujeres dispuestos a trabajar denodadamente por el futuro del radicalismo.
La oportunidad de la convocatoria debía aprovecharse para producir una lógica renovación dirigencial, que incorpore sangre nueva, pero que procure a la vez mantener y profundizar las acciones de la actual gestión que marchan por la senda correcta, corrigiendo lo que hubiera que corregir, e incorporando nuevas formas y prácticas políticas, pero recordando siempre que la política no es nueva ni vieja, o es mala o es buena. La renovación debía por lo tanto partir de reconocer el valor de haber mantenido – en el Departamento Uruguay – un radicalismo de pie, que nunca calló sus verdades, que brindó permanentemente espacios de debate y participación a todos los afiliados que quisieron ocuparlos, y que enarboló siempre bien alto – en las buenas y en las malas – las banderas radicales.
Por lo tanto, nos parecía absolutamente lógico y legítimo mantener la titularidad del Comité Departamental en manos de nuestro sector, que jamás perdió una elección interna de autoridades partidarias desde hace décadas, y que – por sí hacía falta – revalidó títulos electorales el año pasado en la elección interna abierta de cargos electivos. Cualquier cambio de guardia, tanto en el Comité Departamental como en el Comité de Municipio, hubiera requerido para legitimarse plenamente la confrontación en las urnas, de la que desistimos de participar por las razones enunciadas. De todos modos, el esquema que proponíamos brindaba a todos espacios de relevancia para militar, sin excluir ni marginar a nadie, y sin medir eventuales caudales electorales.
Lamentablemente, nuestra coherencia en renunciar en serio a la lucha electoral, fue mal interpretada como un supuesto signo de debilidad, y fue aprovechada por circunstanciales adversarios internos para alzarse con la conducción del partido, marginando de este modo a vastos sectores de la vida interna del radicalismo, que exceden incluso a nuestro agrupamiento.
Por ello, no nos quedó otro camino, a pesar de los enormes esfuerzos de última hora para llamar a la cordura y a la racionalidad, que abstenernos de participar en este proceso de renovación de autoridades partidarias en el orden departamental. Preferimos salvar los principios a entrar en componendas y contubernios de última hora que nos hubieran colocado en una posición de flagrante incoherencia.
Jamás hemos necesitado ni cargos públicos ni sellos partidarios para militar, y lo seguiremos haciendo, con la pasión, la doctrina, y la conducta de siempre, por un radicalismo auténticamente popular, democrático, federal y progresista; al servicio de la construcción de una sociedad mejor.-
Firman esta declaración : José Luis Gurne, Luis Antonio Rodríguez, José Honeker, Jorge Pioli, Héctor Camparo y Marta Brioso, entre otros.