El jefe del bloque de diputados del PJ, el bonaerense José María Díaz Bancalari, ubicado entre los sectores que apoyan la discusión del proyecto, aseguró que no se opone a que “se vendan tierras en unidades económicas a quienes vienen a trabajar al país pero queremos un debate racional sobre qué le interesa a la sociedad en la defensa de sus recursos naturales”.
El diputado, en diálogo con radio 10, dijo que la posición negativa que tiene respecto al proyecto el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Miguel Campos, es “respetada y respetable, pero yo tengo la mía y la Federación Agraria tiene la suya”.Para Díaz Bancalari, lo importante es “mantener la soberanía de las tierras” y “evitar que siga el brutal proceso de venta indiscriminada de inmensa extensiones”.
Por su parte, el ex titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y actual diputado nacional Guillermo Alchourron, coincidió con las declaraciones de Campos formuladas el lunes al destacar la necesidad de resguardar las inversiones. “Hoy Argentina no se puede dar el lujo de limitar la inversión externa y fijando parámetros voluntaristas en cuanto a qué se puede comprar y que no”, dijo Alchourron.
Sobre la preservación de los recursos naturales, argumento esgrimido por los autores del proyecto, el ex titular de la SRA apeló a la ironía para relativizar ese punto de vista: “Hay una visión infantil donde uno piensa que si alguien compra un campo lo lleva a su país”.
Campos había manifestado el lunes su oposición al proyecto de ley por considerar que afectará la inversión en el sector rural. En declaraciones formuladas en Palermo, el funcionario dijo no compartir el enfoque de este proyecto elaborado por los diputados justicialistas José Díaz Bancalari y Carlos Daud (PJ-Entre Ríos), “porque limita la inversión extranjera en el campo”. En tal sentido, Campos recordó que “la inversión extranjera desde el origen fue un motor de crecimiento para la actividad agropecuaria argentina”, y agregó que “cualquiera encuentra un inmigrante que invirtió” en el campo.
La FAA, por su parte, aclaró “para los distraídos” que “no se opone a la venta de tierras en unidades económicas a los extranjeros que vienen a trabajar en ellas, a integrarse a nuestra sociedad, como lo hicieron en su tiempo nuestros abuelos”. Ratificó, así, su posición en torno a este tema “vital para todos los argentinos”. Y que, vale reiterarlo, “involucra, además de la permanencia y/o acceso a la tierra de los auténticos productores en su medio de trabajo, cultura y producción, a la soberanía territorial, a los recursos suelo, agua, reservas energéticas, medio ambiente, etc., que terminan enajenados a favor de inversores y especuladores circunstanciales”.
“Sí inquieta que a ese coro se haya sumado con inusitado entusiasmo el actual secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de la Nación, ingeniero Miguel Campos. Y con el mismo libreto. Y no se entiende simplemente porque colisiona directamente con el mensaje permanente del Presidente de la Nación, que plantea como meta esencial de su gobierno la equidad distributiva y el desarrollo social”, señala la FAA.
Además, “parece no asumir el ingeniero Campos que la extranjerización de grandes latifundios deriva en despoblamiento del interior (en la actualidad hay unas 650 localidades en vías de extinción por ese motivo) por expulsión de sus habitantes que generalmente ejecutan los compradores de inmensas propiedades. Familias íntegras de poblaciones originarias, de pequeños productores, de arrendatarios, son arrojadas a la marginalidad terminando muchas de ellas en las áreas de concentración de pobres de las grandes ciudades. Ya desparecieron en los últimos tres lustros más de 100 mil pequeñas y medianas empresas del sector, circunstancia que se vincula a la extranjerización de 16 millones de hectáreas y no a favor de inmigrantes que vienen a trabajarlos, sino de grandes corporaciones multinacionales que llegan con fines especulativos. Y no se trata de sanas inversiones productivas que aportan a las comunidades del interior, como acotara el funcionario con inusual desconocimiento de lo que está ocurriendo”.