Según datos obtenidos por este medio, en la Jefatura Departamental de Policía de Concordia se registró en el año 2020 un total de 12 homicidios, de los cuales 1 sólo fue en ocasión de robo. El único caso se trató del asesinato de la profesora, Teresita Galli, de 54 años, quien fue encontrada sin vida en su domicilio La mujer fue asesinada por el empleado de una fábrica de productos de panadería y repostería, lindante con la casa de la víctima, que ingresó a la misma para robar cuando fue sorprendido por la mujer. El asesino fue atrapado en menos de una semana y espera su juicio mientras está en prisión preventiva.
Los otros 11 homicidios se dieron en un contexto de problemas familiares y/o personales, también alguno se pudo dar en el marco de un posible ajuste de cuentas que la Justicia deberá determinar.
En tanto, en lo que va del año 2021 acontecieron un total de 7 homicidios, siendo en ocasión de robo 2 y 5 por problemas de índole familiar, personal o enfrentamientos, riñas, entre conocidos, o también en el marco de “ajustes de cuentas” .
Entre los que se consideran “en ocasión de robo”, es decir lo que se suele entender como “inseguridad”, el primero acontecido en 2021 corresponde al asesinato de la mujer de 81 años, María Delicia Blanc, que fue encontrada maniatada y asesinada en su domicilio de calle Rivadavia y Carriego; el segundo caso se trata del reciente homicidio de un remisero, Gustavo Cordero, de 47 años, quien fue apuñalado en la madrugada del pasado 3 de julio mientras trabajaba a bordo de su coche.
Los principales sospechosos de ambos crímenes fueron detenidos y están con prisión preventiva a la espera de ser juzgados si la carga probatoria así lo amerita.
Por otro lado, en lo que respecta a robos y hurtos, en el año 2020 la policía tuvo un total de 455 intervenciones; mientras que, en lo que va del 2021, al día de ayer en que los datos fueron facilitados a este medio, se contabilizaban un total de 212 robos.
Concordia con casi 200 mil habitantes, es una ciudad de extrema desigualdad: La pobreza de su población es rayana al 50 % y la indigencia al 10 %, según los últimos datos del INDEC.
Miles de familias no llegan al ingreso mínimo indispensable, aún teniendo dos trabajos, y deben recurrir a changas extras o al socorro del Estado y entidades benéficas para sobrevivir; mientras que, por otro lado, hay una micro sociedad muy próspera, los autos de alta gama y, sobre todo, las camionetas 4×4 “salen con fritas” y los compradores deben esperar meses para hacerse del rodado porque el stock disponible está vendido; las inversiones inmobiliarias progresan en edificios cada vez más altos, suntuosos y sobrevaluados en decenas de miles de dólares; hay una decena de entidades bancarias en actividad y las financieras acechan por toda la ciudad. La matriz productiva, mayormente primaria, sigue llenando los bolsillos de muy pocos, mientras a los trabajadores y a las trabajadoras de esos sectores se les puede contar las costillas con un palo.
En ese contexto, donde unos pocos acaparan mucho y otros tantos la miran pasar, podría decirse que la ciudad tiene estadísticas que parecen casi un páramo de tranquilidad.
Demasiada Concordia para tanta desigualdad.