Infanticidio: La Defensa reclamó la nulidad de los tres testimonios claves, pero el Juez no hizo lugar

Según confirmaron fuentes Judiciales a DIARIOJUNIO, el juez Garay no hizo lugar al planteo de los defensores públicos que representan a Álvarez y a Zapata, entendiendo que por haber presenciado sistemáticamente esas escenas de tortura y los dos homicidios, los hijos del imputado también eran víctimas o damnificados del obrar del encartado, por lo que es prioridad el derecho de justicia. La Defensa, que de lograr que se volteen esos alegatos espera reducir las calificaciones de los acusados, hizo las reservas de apelar la resolución, que estarían presentando ante la Cámara local de Apelaciones en el transcurso de esta semana.

LA DISYUNTIVA
A la luz del devenir de la causa, se han planteado en el seno de la Fiscalía, debates atinentes a resolver la calificación de ambos acusados; según pudo saber DIARIOJUNIO, las alternativas que maneja el Ministerio Público, van desde la co-autoría por homicidio calificado, hasta la autoría material del hecho parea Álvarez, y una participación de acción por omisión para Zapata, en su carácter de garante de sus propios hijos. Cabe aclarar que conforme a lo establecido por la legislación nacional, y las garantías constitucionales tanto nacionales como provinciales, los acusados son juzgados siempre bajo la presunción de inocencia, por lo que lo que se debe probar es la culpabilidad, y no al revés, y por la misma razón los encartados son legalmente inocentes hasta que pueda acreditarse lo contrario, con el grado de certeza que exige un juicio oral y publico.

El Hecho

Fue el pasado 22 de febrero cuando la muerte de un chiquito de tan solo 7 años, Rodrigo Gustavo Zapata, que presentaba sobrados signos de haber sido golpeado y torturado, destapó una macabra historia, que yacía sumida en el más supino de los silencios. Esa misma tarde, la policía allanó la vivienda de Calle Lieberman y cortada 57, y confirmó las denuncias hasta entonces increíbles. Debajo de una carpeta de cemento, en la misma habitación donde dormían los acusados y un bebe recién nacido, estaba enterrado, dentro de una bolsa de consorcio, y en avanzado estado de descomposición, el cuerpo sin vida de Hugo Zapata, de 5 años y hermanito menor de Rodrigo, quien había sido asesinado a golpes, en el mes de enero y enterrado en la misma vivienda para ocultar un crimen aberrante. Los resultados de las dos autopsias, demostrarían que ambos menores eran sistemáticamente golpeados, torturados, quemados como forma de castigo, y además de estar mal alimentados. Según declaró uno de los menores (hijo biológico Javier Álvarez) en Cámara Gesell, “Ellos le pegaban porque robaban cosas del quisco”.

Álvarez tenía un kiosco en el mismo domicilio, y a juzgar por los signos de desnutrición que presentaban ambos cuerpos, nada puede sorprender que los niños de 5 y 7 años, tomaran del almacén para comer, aquello que les era negado en presencia de su madre y padrastro. Hugo y Gustavo, eran hijos de Andrea Zapata, fruto de una relación anterior.

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