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Independencia y autodeterminación de los pueblos

En el medio, Belgrano había dictado el Reglamento de las Misiones, Artigas había proclamado la Independencia en 1815, en el Congreso de Oriente para los pueblos del litoral y San Martín se había enfrentado al poder centralista y acomodaticio del puerto, entre otras muchas cuestiones que sería largo detallar aquí.

No es la nuestra, una historia precisamente de acuerdos sistemáticos, Rivadavia en 1812 había mandado a esconder la bandera “cuidadosamente”.

En 1815, Artigas formaba la Liga de los Pueblos Libres,  defendiendo la integración de los pueblos, la distribución de la tierra, la igualdad y seguridad en el gobierno de las provincias; mientras el  Triunvirato  y luego el Directorio enviaban misiones a Europa y Brasil, buscando un acuerdo con España para retornar al Virreynato o en su defecto que Inglaterra tomara estas tierras bajo su protectorado. Iba en representación, Rivadavia, como emisario y era expulsado de España. Por otra parte, Alvear (por entonces Director Supremo) escribía a Inglaterra, pidiendo ser protectorado:

“…Cinco años de repetidas experiencias han hecho ver de un modo indudable a los hombres de juicio y opinión que este país no está en edad ni en estado de gobernarse por sí mismo, y que necesita una mano exterior que la dirija…[1]

De uno, se le puso el nombre a la silla del presidente, de otro a una de las avenidas más importantes de Bs As y donde buscan radicarse las personalidades oligárquicas de porteñísmo. Como se ve ¡nada es casualidad!

En otro lugar del Sur, San Martin escribía:

 “¡Hasta cuándo esperamos declarar nuestra independencia! (…) ¿Qué nos  falta más que decirlo? (…) Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos vasallos…Ánimo que para los hombres de coraje se han hecho las empresas. ..”[2]

Se debatían por esa época dos ideas, la americanista que sostenían la necesidad de integración y autonomía política y económica de las tierras del Sur y la localista, que defendía el ejercicio del poder en la ciudad, especialmente en Bs As. Ambas ideas observaban los procesos políticos europeos, los primeros pensaban que las ideas libertarias  europeas podían sembrase y germinar en América para la autodeterminación y la soberanía; los segundos verán en las ideas liberales la oportunidad de concentrar el poder y relacionarse con las naciones europeas privilegiadamente

¿Por qué la  Independencia en Tucumán si el gobierno de las provincias unidas del Rio de la Plata estaba en Bs As?

El panorama era este en 1816: Artigas ejercía la jefatura de la Liga de los Pueblos Libres; el directorio solo tenía poder en Bs As; en el Norte Güemes se debatía entre conflictos internos regionales y guerras contra el frente realista; fue así que San Martín, como gobernador de Cuyo, se puso al frente de la organización del Congreso, a realizarse en Tucumán, la única resolución del Directorio de Balcarce, que acataron las provincias.

Por su lado las provincias del litoral, entre ellas la nuestra, Entre Ríos, no participaron del Congreso, dado que los ideales artiguistas eran superadores de la independencia y apostaban a una profunda reforma social, política y fundamentalmente económica, que todavía no podía acordarse entre las provincias

El Congreso finalmente se reúne en Tucumán hacia marzo de 1816, comienzan las deliberaciones, y aquel 9 de julio se lee la pregunta “¿Quieren los diputados de las provincias de la Unión sean una nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?” Aprobada por aclamación, la moción, se redacta el Acta que debería ser conocida por todo ciudadano argentino y extrañamente rara vez se hace referencia a su contenido

El mismo reza:

“Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama”[3]

Este Acta no solo es un acta independentista, sino es un acta fundacional: del ideario soberano, del espíritu libertario, y de la consideración como “violenta” de toda forma de intromisión, de estados extranjeros en la política de las provincias argentinas. La negación de relaciones carnales, de la subordinación a Europa, y de toda otra forma de expresión que no sea la nacida de la representación de los pueblos, son parte fundante del ser nacional argentino. La consideración de que la colonización española fue un acto de despojo de  los derechos de los pueblos que aquí habitaban, es una expresión que sintetiza el sentir de los hombres que firmaron aquella acta. .

Como podemos ver la Independencia es declarada, en tiempos convulsionados, por hombres dispuestos a dejar “vida, haberes y fama” en ello. Esa sería una buena lección a enseñar en nuestro presente para proyectar un país libre, independiente y fundamentalmente inclusivo.

 

Lic. Verónica López

Tekoá Cooperativa de Trabajo para la Educación

 

[1] Carta de Alvear a Lord Strangford, Buenos Aires, 25 de enero de 1815

[2] Carta de José de San Martín a Godoy Cruz, Mendoza, 12 de abril de 1816

[3] Acta del Congreso reunido el 9 de julio de 1816, Tucumán

 

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