El particular hecho se produjo a raíz del alerta de que dieron vecinos de una zona del barrio Tagüé de Chajarí, un sector de la ciudad ubicado a pocos metros de la ruta nacional 14. En cercanías del cruce de calles Honduras y Ecuador, vecinos advirtieron sobre la presencia de extraños en proximidades a una vivienda abandonada. Si bien después se supo que esa presencia de gente ajena al paisaje cotidiano del barrio fue una cuestión fortuita, el llamado alcanzó para hacer que personal de la fuerza se hiciera presente en el lugar. Funcionarios del orden se acercaron hasta la vivienda donde fueran vistos los foráneos y golpearon la puerta frontal. Nadie contestó y fue por esto que se tomó la determinación de ingresar a la morada, una construcción humilde pero no precaria.
Gran sorpresa se llevaron cuando en el interior de la finca dieron con los restos óseos –un esqueleto conservado casi en perfectas condiciones- de una persona. Los restos –el cuerpo esquelético en su totalidad- se encontraban tirados cerca de una cama, en lo que se estima habría sido un dormitorio y no estaban solos, ya que además había diferentes objetos que luego se supo pertenecían a la persona allí hallada. Uno de esos elementos era un DNI que permitió conocer que los restos óseos pertenecerían a una persona de nombre Armando Kaneman, de origen correntino y habitante del barrio a quien –justamente- sus vecinos habían dejado de ver hacía año y medio, pero sin preocuparse demasiado por su destino. Su documento revelaba que, a la fecha, tendría 79 años. Se encontró también el DNI de su madre, con quien –según vecinos- vivía el hombre. La mujer falleció hace ya mas tiempo.
Según fuentes policiales, un primer abordaje sobre el esqueleto permitiría arriesgar que el hombre habría muerto entre año y medio y dos años atrás.