A este sistema se podrían donar “alimentos en buen estado, perecederos o no, que aún sin alterar las condiciones bromatológicas y de inocuidad indispensables para su consumo, no pueden comercializarse en el mercado, por haber sufrido una falla durante el proceso de industrialización o distribución, tales como daños en el exterior del envase, defectos en la rotulación, en el enunciado de contenido o ser excedentes de stock” explicó la legisladora paranaense, poniendo como ejemplo de ello los enlatados que sufren rotura de etiqueta o golpes durante su traslado. “Debidamente controlados se puede conocer si son aptas para el consumo, si una firma no la puede comercializar, bien la puede donar a quienes lo necesitan a través de instituciones que los distribuyan”, finalizó.