El de los periodistas Marcelo Bonelli y Gustavo Silvestre no es el único caso en ese multimedios. El mismo grupo recibió de las hijas del ya desaparecido Adolfo Castello una carta documento por lo que entienden un uso indebido e impúdico del nombre de su padre fallecido. La engañosa publicidad asegura que, como a tantos otros periodistas o conductores, actuales o fallecidos, la sociedad ya no los podrían escuchar si se aprobara esta ley de medios. Falso de falsedad absoluta, obviamente y temerario. Pero, además, en este caso, las hijas de Castello aseguran que, si viviera, lo más probable es que su padre apoyaría la ley.
La propaganda engañosa no se limita al grupo Clarín sino que también puede verse en el canal cuyo dueño es el diputado electo Francisco De Narváez y en los medios del grupo Vila Manzano.
Un dato que vale la pena destacar es que, en cualquier país donde se respetan las proporciones, De Narváez no podría ser político y dueño de medios, aquí y gracias a esta ley de la dictadura reformada por Carlos Menem para favorecer la concentración, sí
De hecho, esta nueva ley si se aprobara, se lo prohíbe, a él y a cualquier otro.