La mirada se posa entonces sobre todos los artículos que puedan ser “recortables”, aunque el universo de posiciones arancelarias de ese tipo es complejo. Algunos productos que se califican como BC (Bienes de Consumo Final) pueden ser en realidad insumos, como es el caso de un rollo de tela.
Lejos, lo que menos ha crecido entre las compras del exterior han sido los productos finales. En mayo fueron u$s 725 millones de dólares. Subieron en valor 23% respecto de igual período del año pasado, pero con la particularidad de que las cantidades avanzaron solo 15% y los precios 7,1%. Los denominados BC explican nada más que el 9,2% del total de las compras argentinas.
En los primeros cinco meses del año, los bienes de consumo final demandaron u$s 3.601 millones con un incremento del 31% respecto de igual período del 2021. Se componen de compras por alimentos y bebidas básicos para el hogar, por u$s 290 millones; alimentos y bebidas elaborados por u$s 476 millones; equipos de transporte no industriales, por u$s 261 millones; artículos de consumo duraderos, u$s 344 millones; semiduraderos no especificados, u$s 938 millones; y los no duraderos, u$s 718 millones. Desde ya que quedan fuera de cualquier potencial recorte los medicamentos, que en lo que va del año se llevaron u$s 554 millones.
Un rubro al que se le presta poca atención es al que Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) denomina “Resto”. La mayoría de ellos son compras hechas a través de courriers. Entre enero y mayo, “Resto” se llevó u$s 270 millones.
Importadores consultados por Ámbito advirtieron que tratar de “segmentar” dentro de cada rubro qué puede ser potencialmente recortado y qué puede adquirir carácter de imprescindible es muy complejo. Cada capítulo del Nomenclador Común del Mercosur (NCM) tiene cientos de posiciones arancelarias cuyo límite entre Bien de Consumo o Bien Intermedio es difuso. Lo que para una persona puede ser un bien de consumo final, para alguna industria puede ser un insumo.
Según estiman en el sector hay unas 10.000 pequeñas y medianas empresas que, además de importar bienes intermedios, también traen algunos bienes finales para completar su oferta de productos. Un empresario consultado descartó la idea de que exista una especie de descontrol de las importaciones. “Está todo regulado”, graficó. Por caso, la Aduana se maneja con precios testigo, sobre todo de aquellas regiones o países donde existe mayor opacidad respecto de sus prácticas comerciales.
A ello se suman las restricciones que fija el Banco Central que limita el incremento de las compras a un 5% respecto del año pasado (y obliga a financiar a 180 días cualquier excedente). Los casos de sobre o subfacturación pueden considerarse como marginales y no alteran los números gruesos.
Algunos detalles que brinda el INDEC en su informe del comercio exterior de mayo revelan que el mes pasado se compraron al exterior textiles y manufacturas por u$s 150 millones, (+40% interanual); calzados, sombreros, paraguas, flores artificiales y otros por u$s62 millones (+77%); manufacturas de piedra, yeso, cerámica, vidrio o amianto por u$s 63 millones (+40%) y perlas, piedras finas, manufacturas, bisutería y monedas por u$s 22 millones (175%).
Al respecto, el economista Ricardo Arriazu planteó, en una reunión con inversores, que “no se ve este año una gran salida de capitales” por importaciones. “Nosotros seguimos la relación entre el precio promedio al cual exporta Argentina y no vemos un proceso grande de sobre y subfacturación. Sí vimos en 2020 pagos importantes de importación, pero en 2021 pasó al revés. Vemos en algunos sectores un aumento de importaciones, pero eso es obvio. Si creo que me van a cerrar las importaciones, trato de conseguir lo que puedo” señaló.