LAS DOS MAREAS HUMANAS
Este jueves, la ciudadanía caraqueña y chavista salió a las calles para unirse al llamado del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro en defensa de la paz.
Ese multitudinario acto, una marea roja, se contraponía a otra marea, en este caso, una marea blanca de los opositores unidos detrás de una consigna que se califica sola pues lo dice todo y se sintetizaba en “tomar Caracas”.
La coalición opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), había juntado toda su fuerza, llegaron manifestantes de todo el país y lograron abarrotar 3 avenidas, Francisco de Miranda, Río de Janeiro y Libertador, en el este de la ciudad, en rigor, la zona antichavista por excelencia de Caracas, el lugar elegido por la oligarquía caraqueña para vivir.
Estaban vestidos de remeras blancas con una sola inscripción “PAZ”. Esa consigna no se condecía ni con el objetivo (que no pudieron concretar), ni con los discursos ni la proclama leída por uno de los dirigentes organizadores.
"Mostramos al mundo el tamaño inmenso de la Venezuela que quiere cambio (hablaron de un millón de manifestantes) y convocamos a una nueva movilización dentro de una semana", dijo desde una tarima el vocero de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba, quien también llamó a un cacerolazo esta noche en todo el país.
LA MAREA ROJA NO SE QUEDÓ ATRÁS Y PLANTEO OBJETIVOS
En su discurso de casi una hora, Maduro se refirió a la consigna opositora la "Toma de Caracas" promovida por la oposición de ese país, y dijo que “la derecha fracaso una vez más”. y agregó, "el pueblo no se quedó en su casa, salió a la calle y siempre lo hará. Esto es un pueblo consciente y movilizado por siempre", y agregó que, si bien este jueves ha triunfado la tranquilidad y paz, aún hay "emboscadas por disipar".
En ese sentido recordó que han vuelto los golpes de Estado en América Latina con la venia de EE.UU.
Como forma de tranquilizar a la multitud enfervorizada y alegre, dijo “este día no se acabó nada, ha empezado la contraofensiva popular revolucionaria de calle”.
El compromiso de esa inmensa multitud que no solo llenó la principal avenida del país, sino otras aledañas, se parecía mucho a la movilización que precedió el último acto electoral de Hugo Chávez en 2012.
Un dato sobresaliente es que Maduro se mostró confiado, cada vez más parecido a Chávez, dicharachero, alegre por momentos y contundente en sus afirmaciones y consignas. Un Maduro que está lejos de achicarse por si alguien dudaba de su fortaleza, se mostró dispuesto a todo y el pueblo allí reunido festejó ese carácter.
Manifestó que no pensaba anunciar en ese momento, su plan hasta fin de año. Sin embargo lo hizo.
Dijo que a partir del 30 de septiembre y hasta el 30 de diciembre de 2016 habrá tres líneas de trabajo.
Entre ellas, la propuesta de que la ciudadanía participe en críticas a las políticas públicas ; el compromiso a cumplir con las metas de misiones sociales como la Gran Misión Vivienda Venezuela y confrontar duro con el boicot económico.
LAS DIFERENCIAS
La imponente manifestación de hoy del pueblo chavista fue la mejor manera de impedir un baño de sangre. Al millón del Este lo contuvo una multitud parecida en el centro de Caracas. Si las cosas no se hubiesen dado así, el mundo podría haber asistido a lo peor de la violencia política.
A pesar del miedo que generan las derechas en el mundo por su crueldad y violencia explicita, el pueblo, como lo dijo Maduro, no se quedó en su casa, salió a defender las conquistas que, obviamente las ve amenazadas por los que conducen el movimiento opositor que no son otros que los que habían hecho de Venezuela una gigantesca villa miseria alejada del pituco centro caraqueño.
Para tener una idea, Caracas tiene una población de alrededor de 7 millones de almas. Solo un millón y medio viven en el valle el resto integran las enormes villas ubicadas en las laderas de las montañas.
Chavez con su “plan vivienda” amplio significativamente la cantidad de personas que viven en el valle en viviendas dignas y confortables.
Ese y otros miles de logros eran explicados diariamente por el comandante, el pueblo allí supo que eso no venía de arriba y que si era amenazado debían defenderlo, ellos, el pueblo, nadie más que ellos. Así fue como empoderó a ese pueblo sufrido y acostumbrado a necesidades y exclusión.
El chavismo armó políticamente al pueblo, algo que otros gobiernos no supieron hacer, como el caso de Brasil o la misma Argentina y allí están las consecuencias y las diferencias.
Aunque quizás sea arriesgado decirlo, hoy Maduro se manifestó dispuesto a ir con todo contra los violentos, de hecho contó que las fuerzas de seguridad apresaron a un nutrido grupo de colombianos armados hasta los dientes que estaban esperando la llegada de esa multitud del Este para provocar sangre y muerte.
Maduro adelantó además que “se acabará la impunidad parlamentaria”, o sea la utilización de una ley para delinquir. Se acabó, dijo y es un mensaje que deberán oír los violentos dirigentes de la derecha brutal de ese país cuyas clases dominantes estaban acostumbradas a atropellar como patrones de estancia.
Habrá que apuntar este dato, Maduro y la revolución venezolana así como fueron el faro que alentó el inicio de otros gobiernos populares en AL, podría repetir la calidad de faro para que los pueblos del sur que fueron derrotados no bajen los brazos.