El hecho ocurrió luego de que Tiguá (35 años), que estaba ayudando a sus familiares a realizar tareas en un desagüe de la casa trabajando sobre algunos caños y zanjas, discutiese con el «Polaco» Crespo por cuestiones que no fueron informadas. Aparentemente, el homicida fue hasta su casa, que se encuentra en las inmediaciones de la zona, y volvió con el arma dispuesto a ajusticiar al policía que estaba de franco.
Tal es así que, según consignó Aguilar, se parapetó detrás de un tapial con el rifle. Esperó en esa posición hasta que la víctima salió nuevamente hacia el frente de la vivienda; Crespo lo llamó por su nombre y sin mediar palabras le descerrajó el disparo en el medio del pecho. Luego huyó a pie del lugar.
Inmediatamente se dio aviso a las autoridades sanitarias, y la víctima fue trasladada de urgencia al hospital “Delicia Concepción Masvernat” pero llegó sin vida al nosocomio. Según el subjefe departamental, el médico policial le indicó que el trayecto de la bala fue letal debido a que le rozó el corazón.
Aguilar explicó anoche, luego de reunirse con el magistrado que tomó la causa, el titular del Juzgado de Instrucción Nº 1, Martín Carbonell, todas las dependencias policiales estaban abocadas a dar con el paradero del “Polaco” quien aparentemente no tenía antecedentes policiales.
Tiguá se desempeñaba quedaba a cargo durante los fines de semana de la Jefatura Departamental de Policía. En 2003, había estado a cargo de la comisaría 4º de la ciudad. En esos días, una comisión policial compuesta por cuatro oficiales, que fueron condenados posteriormente por la Justicia, golpearon con saña a tres jóvenes: Claudio Morales, Horacio Rodríguez y Víctor Balbuena. Éste último no pudo salir con vida de las aguas del arroyo Ayuí.
