La primera presentación ante la Justicia se realizó en 2011 y luego, en 2014, se agregaron las fichas dactiloscópicas, que permitieron corroborar la hipótesis de los investigadores de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad del Ministerio Público Fiscal, con la intervención del fiscal Gonzalo Stara.
En Rosario la Justicia halló las huellas digitales de esa persona que estaban en una comisaría. Luego de ser peritadas por organismos especializados, y comparadas con las huellas de Fiorito existentes en archivos de Entre Ríos, se determinó que se trata de la misma persona.
La familiar recibió toda la documentación que acredita que su hermano desaparecido fue asesinado por las fuerzas represivas. Ahora continúa la investigación con resecto a la Comisaría que intervino en el hecho, cómo sucedió lo que se intentó presentar como un enfrentamiento y la búsqueda de los restos.