El sorteo comienza con el segmento denominado “demanda libre”, continúa con empleados municipales y prosigue con agentes de policía. Por último, se encuentran los pertenecientes al “cupo especial”, aunque en este caso no serán sorteadas las viviendas sino las ubicaciones de las mismas
La distribución se debe a una resolución interna del IAPV, que establece que un 20 % (64) del cupo deben sortearse entre empleados municipales; el 10 % (32) entre agentes de la Policía Entrerriana; el 30 % (96) entre casos especiales: enfermos terminales, transplantados, familias con sentencia firme de desalojo. No obstante, Olivera explicó que en esta oportunidad, se van a atender 70 casos. “Son los que a priori han cumplido con estos requisitos”, añadió.
Las 26 viviendas sobrantes se van a prorratear entre los demandantes pertenecientes al estrato de “demanda libre”. “Se entiende a aquellas familias que no ocupan ninguno de los casos anteriores”, puntualizó. En total, para este segmento se van a destinar 154 casas.
La inscripción para acceder al sorteo se abrió en septiembre de 2004 y finalizó un año más tarde, en septiembre de 2005. “Se inscribieron 7000 familias, pero aquí entra todo el universo de necesitados”, precisó.
Cuando tamizaron ese cúmulo de inscriptos a través del cedazo consistente en acreditar ingresos que oscilen entre $ 600 y $ 1200, quedaron 1300 familias habilitadas entre policías, empleados municipales y demanda libre.
160 casas fueron edificadas al oeste del barrio “Manuel de Lavardén” y al norte del San Pantaleón, entre Mario Gatto y Paula Albarracín de Sarmiento. La otra mitad se encuentran al norte del barrio Parque, sobre Paula Albarracín de Sarmiento.
Quienes no sean favorecidos en el sorteo, podrán participar de otro similar, cuando finalicen un programa de 400 viviendas pertenecientes al Plan Federal de Construcción de Viviendas. Para inscribirse, es necesario acreditar un grupo familiar, no tener otros bienes inmuebles, ser argentino y residir en la localidad.
Atrasos
El gerente de la regional reconoció que el IAPV está “un poco atrasado” con los pagos, “Se están debiendo dos certificados a cada una de las empresas”, puntualizó. También informó que el jueves pasado, en San José de Feliciano, tuvo una charla informal con el director del Instituto (José Cáceres), quien le señaló que había estado haciendo gestiones al principio de la semana pasada en la ciudad de Buenos Aires. Por ende, indicó que: “los pagos se irían destrabando paulatinamente, tal vez no con la celeridad que todos quisiéramos”.
Olivera también admitió que “en algún momento puede haber ocurrido que el Instituto haya abonado y las empresas se hayan atrasado pero este se puede deber a distintas circunstancias: días de lluvia, paros del personal, falta de material, el ladrillo hueco escasea en todo el país por la gran demanda que hay de viviendas”.
Otro factor son los tiempos burocráticos que demanda el pago de un expediente. Antes, un certificado de una empresa recorría 23 estamentos antes de que se autorice el pago. “Ahora se ha cambiado sustancialmente ese mecanismo y recorre seis estamentos, desburocratizándolo de manera muy importante al trámite”, acotó. “Eso le va a permitir a las empresas cobrar de una forma más rápida”, añadió.