Humedal: la municipalidad habilitó la obra a cambio de recuperar una parte del espacio verde

Hace un año y medio intervino Obras Privadas en la obra que ya había comenzado con el movimiento de tierra sin autorización del municipio. “Hizo un movimiento topográfico, desnaturalizó el humedal”, dijo Gutiérrez. “Por ahí pasa el curso natural de un arroyo, el cual se modificó el curso desviándose hacia el sur, calle Bruno Ramírez. Luego de unas ideas y vueltas con respecto a la cuestión bien hecha por la Asamblea Ciudadana porque se estaba tocando un humedal, se hicieron las actas correspondientes”, añadió.

Recuperar el humedal, tal como estaba es imposible. “Ya rellenó, hizo todos los movimientos topográficos habidos y por haber ahí”, dijo. Pero desde la UDAAPA (Unidad de Desarrollo Ambiental del Campo del Abasto) le exigió conocer cómo se iba a subsanar esa situación. En consecuencia, desde Obras  Privadas explicaron que se presentaron unos estudios realizados por la UNER de Concepción del Uruguay, avalados por el ingeniero Alfredo Mackinnon, de la factibilidad para poder construir ahí.

En consecuencia, el propietario puede ocupar una franja de terreno, pegado a la avenida, para edificar dos o tres módulos de locales comerciales. En la actualidad, solo prevé edificar un módulo.

Pero, la condición para que el municipio otorgue el final de obra y habilitar el centro de compras, son varias:

-la obra tiene que tener 10 metros de retiro desde el curso del arroyo

– debe replantearse la zona de carga y descarga dado que estaba en un sector muy cercano al humedal

-presentar un programa de acción para poder amortiguar el daño causado por el relleno no autorizado, “que la superficie libre sea absorbente con césped, piedra suelta, plantas”, etc.

-evitar la sustracción de la vegetación hidrófila (comunidades vegetales que viven arraigadas en lugares pantanosos con agua dulce o salobre y poco profundos) y árboles, restituyendo las especies nativas de flores removidas sin autorización en ese momento.

Además, toda la documentación presentada debe ser evaluada por todas las áreas intervinientes previo a su aprobación definitiva. En otras palabras, se lo deja construir, pero el municipio deberá evaluar si cumple con la restitución de los árboles y la vegetación previa a la habilitación. “Por más que el propietario construya, previo a la habilitación definitiva del local y de la habilitación comercial, debe cumplir con eso. Si no cumple, no se le va a dar”, dijo.

Relevamiento ausente

En Concordia, el 16 de mayo de 2019 se sancionó una ordenanza sobre protección de humedales. En el artículo 4° de la misma se establecía la creación de un Consejo de Protección de los humedales. El Consejo debía contar con representantes del Concejo del oficialismo, de la oposición y ONG´s u organizaciones ambientales. El artículo 7° estipulaba la prohibición, entre otras cosas, de la modificación de las características morfológicas del humedal, el relleno con cualquier tipo de material, la extracción de materiales, etc.

Y el artículo 13° de la normativa establece que se debía elaborar un inventario de humedales de la ciudad, en un plazo de tres años. Gutiérrez dijo que aún no se hizo el relevamiento.  “Si íbamos en su oportunidad y veíamos que había un humedal, decíamos ‘bueno acá calle Eva Perón, entre Bruno Ramírez y Padres Capuchinos, hay un humedal. está relevado y nadie lo toca’. Pero ¿qué pasó? Bueno a este señor nadie le advirtió en su momento”, dijo.

Lo que no queda dudas es que allí había un humedal, ya que algunos lectores de la nota habían planteado dudas al respecto. “Vos vas pisas, y te hundís: te das cuenta que es un humedal”, señaló Gutiérrez.  

Diferente es la situación de los arroyos Concordia y Manzores, por citar a los dos que corren por el centro de la ciudad, ya que están protegidos por la normativa. “Ya están relevados por donde pasan y la ordenanza te dice que 10 metros a cada lado del cauce no podés construir por los posibles desmoronamientos”, indicó. Pero los humedales están protegidos por ordenanza que no fue puesta en práctica ya que no se dice nada acerca de donde están.

Las consecuencias  de la destrucción

La situación de los humedales cobra más vigencia que nunca, inclusive a nivel nacional. Por un lado, la bajante histórica del río Paraná, el segundo más largo de Sudamérica, pone en riesgo a los humedales, ya de por sí amenazados por los incendios, a menudo intencionales para ganar tierras a la ganadería.

Por el otro, las imágenes de los carpinchos en los barrios privados de Nordelta dominaron la agenda durante los últimos días y provocaron reacciones variopintas. Mientras los vecinos reclaman el control de su reproducción y solicitan el traslado de los «invasores», distintas organizaciones ecológicas se manifestaron en favor de la convivencia pacífica con los simpáticos roedores. De hecho, fue tal el alboroto que generaron estos animales de cuerpo símil barril y cabeza pequeña (llegan a pesar 65 kilos), que hasta el Ministerio de Ambiente se pronunció al respecto, a través de sus redes: «El avance de la urbanización sobre los humedales afecta a nuestra fauna nativa de manera directa. Como consecuencia, especies como el carpincho han quedado excluidos de su ecosistema», según publicó ayer Página 12.

 

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