La profe recorría como en un laberinto sus pensamientos cuando entró al baño y se impresionó al ver la inscripción en la pared azulejada: “AYUDA” leyó, esa sola palabra, dibujada con grafía trémula y algo desprolija. Volvió a la sala en la que conversábamos sobre algunas señales de alarma por las que podemos identificar un proceso de riesgo de suicidio. Precisamente de aquellas que se escriben: notas, cartas de despedidas o manifestaciones depresivas en los estados de whatsapp.
Contó, entonces, al grupo reunido en ronda que, como un mensaje en una botella, como grito ahogado de un náufrago, sin autor y sin destino, leyó, en el baño, aquella palabra. Volvió a mirar, tomó un fibrón y anotó en la pared su número de celular. Esta experiencia conmovedora sucedió una noche, hace unos meses en el Instituto “Luis Arienti” de Federal. En un gesto prodigioso particularizó un grito tan desesperado como anónimo. Imaginó la silueta de un alumno, quizás, exasperado, ahogado en las últimas piruetas de su esperanza. Intuyó en su fantasía el dolor de una historia, figuró un nombre, inventó un rostro. Creó la posible utopía de un lazo humano entre sujetos desconocidos. Este gesto enternecedor enseña.
El 10 de septiembre es el día mundial de la “Prevención del suicidio”
En la mayoría de los casos esos actos no son impulsivos, inesperados e imprevisibles, sino la acción final de un proceso que expresa, en su recorrido temporal, señales de advertencia, conductas, actitudes, signos detectables, por otro que mira, que escucha, que se interesa. Por eso se puede prevenir. Disminuir sus posibilidades de ocurrencia a partir de intervenciones de ayuda, sin embargo, es una cuestión de todos, de una comunidad que se compromete a tal fin. Conocer esos indicadores que revelan la presencia de fragilidades y vulnerabilidades.
Casi siempre manifiestan sus intenciones, es falso que las personas que se suicidan no lo dicen, o que quienes lo dicen no lo hacen. Es importante, entonces, no desestimar esos S.O.S. que en ocasiones se dicen como chistes o amenazas, o expresiones de un derrumbe del deseo de vivir. Cartas de despedida, posteos en las redes. Entrega de posesiones valiosas, sin que nada lo justifique, tristeza, desinterés, desesperanza, retraimiento, aislamiento, disminución del rendimiento escolar o laboral, ausentismo, dificultades en la comunicación, incremento significativo del consumo de alcohol o de drogas, autolesiones graves y reiteradas, accidentes repetidos, trastornos en el sueño, perturbaciones en la alimentación, pérdida del apetito, hablar de muerte o suicidio, sentirse desesperado o culpable, sentir soledad y desesperanza, odio o desvalorización hacia sí mismo, elocuente disminución del amor propio, deseo súbito de arreglar asuntos personales, son algunos de esas manifestaciones de la desesperación que pueden llevar al suicidio.
En ocasiones no lo habita la búsqueda de la muerte, sino el deseo de liberarse de un dolor insoportable.
En ese momento la presencia, la intervención de Otro, puede ser decisiva. Otro que proteja, que no lo deje solo, que escuche sin juzgar, que acompañe, que busque ayuda profesional, que arme redes de contención. Insisto: que ese Otro puede ser un familiar, un amigo, un vecino, un docente etc. La prevención no consiste en “salvar vidas” misión mística e imposible, sino ayudar en ese proceso lanzado por un dolor insoportable a encontrar vías alternativas al conflicto, soluciones compartidas, actitudes de sostén en los momentos de agobio.
EL CHAMAMÉ DE LA VIDA
Meses atrás fui convocado por la Municipalidad de Federal para trabajar en estrategias comunitarias de prevención del suicidio. De a poco vamos armando redes sociales e inter-institucionales de sostén. Brindando capacitaciones a los docentes, a los agentes sanitarios, en el Copnaf. Trabajando juntos y enredados con el Hospital Colonia, con el Hospital Urquiza, con referentes del E.O.E, PASEC, etc. Además brindamos charlas informativas a través de medios radiales. Cada 15 días la “FM Cien” o “Radio Integración” nos recibe generosamente para compartir conocimientos sobre prevención, para desterrar mitos que la obturan, para reflexionar sobre la ayuda que la comunidad puede brindar. Damos allí, un teléfono de orientación y consulta. Ofrecemos asistencia psicológica en la “Salita 7 de septiembre” a las personas que transitan depresiones o situaciones de riesgo de suicidio.
En las escuelas realizamos talleres con los adolescentes, jóvenes y adultos. Esa actividad es fundamental, teniendo en cuenta que entre los 15 y 24 años de edad, el suicidio constituye la segunda causa de muerte.
Directivos, docentes y alumnos han asumido un emocionante compromiso con la tarea. Con la Escuela 9 “José Gervasio Artigas”, el profesorado “Luis Arienti”, la Escuela 11 “Roberto Aizemberg”, con la ESJA “La Cautiva”, nos hemos encontrado casi semanalmente para compartir espacios de aprendizaje preventivo. Para recuperar la autovaloración, para aprender a pedir ayuda ante situaciones difíciles, para detectar y ayudar situaciones dolorosas, para aprender a expresar pensamientos, sentimientos y emociones. Sobre todo los varones cercenados en su sensibilidad, atravesados por el discurso machista de que deben ser fuertes, aprender a aguantar, a no llorar. No es casual que por cada mujer que se quita la vida lo hacen cuatro hombres.
La corresponsabilidad asumida por las instituciones educativas se tradujo conmovedoramente en la conmemoración del Día Mundial para la Prevención del Suicidio. En conjunto organizamos una caminata “Pasos por la vida” por la ciudad de Federal culminando en la Plaza Urquiza. En el recorrido repartieron folletos, lazos amarillos, mostraron pancartas, y en la plaza exhibieron y compartimos consignas, ideas, conocimientos, intercambiaron testimonios, inquietudes, prejuicios y certezas en una jornada de aprendizaje comunitario insuperable. Sobre todo, Miriam Bracco y su equipo de la Escuela 11, Alberto Bris Director de la Escuela “La cautiva” y Cristian Rosatto, presidente del Centro de Estudiantes, dieron una extraordinaria y activa participación. Es necesario nombrar, nombrar a los actores que normalmente actúan de modo silencioso, es necesario porque la prevención del suicidio solo es posible con la contribución y cooperación de todos. Especialmente a quienes apostaron a este proyecto, con los que trabajamos todas las semanas, Rodrigo Romero, Xavier Cáceres, Soledad Romero y al Intendente Gerardo Chapino.
EN LOS CHARRÚAS
“Siempre somos responsables de lo que no tratamos de impedir”
J.P. Sartre.
Allí también desarrollamos todas las semanas actividades de prevención del suicidio. Es necesario destacar la preocupación del Estado en el desarrollo de políticas públicas de prevención. En este caso la convocatoria para trabajar todas las semanas fue de su intendente Ariel Panozzo Zénere y su vice Juan Buchamer. La estrategia es la misma, creación de redes comunitarias, trabajo conjunto en la promoción de las salud mental, de los factores protectores del suicidio, aprendizaje de los modos de identificación e intervención del riesgo de suicidio. Así nos hemos “enredado” a través de capacitaciones, talleres y conexiones diversas con el C.I.C “Sol Naciente”, donde además brindamos asistencia psicológica a las personas con depresiones o vulnerabilidad emocional, con el Centro de Salud, con la Policía, con el Centro de Jubilados, con las instituciones educativas, con el voluntariado “Esperanza de vida” etc. con todas esas instituciones realizamos capacitaciones para la detección e intervención preventiva de personas en proceso de riesgo.
Es allí también muy significativo el micro radial que todos los martes compartimos con Walter Schvintt en F.M. “SOL” sobre temáticas de salud mental acordes. Información preventiva, indicadores y factores de riesgo, espacios de consulta, reflexiones sobre cuestiones sociales etc. constituyen un espacio extraordinario de intercambio con los oyentes. No pocas intervenciones, no pocas consultas, no pocas orientaciones e intervenciones asistenciales han sido producto de esas emisiones radiales. Al mismo tiempo el trabajo con las Escuelas, fundamentalmente la escuela secundaria Francisco Ramírez, ha constituido una significativa instancia de aprendizaje compartido, de crecimiento conjunto en el abordaje de esta problemáticas y otras asociadas. Talleres con los chicos, espacio de “cine/debate”, organización conjunta de enriquecedoras actividades como la búsqueda de información vocacional o charlas informativas sobre consumos problemáticos y conductas adictivas con el Licenciado Rubén Mendoza, han sido algunas de esas experiencias compartidas.
Digo que hay que nombrar porque la prevención del suicidio es imposible sin la comunidad. En este caso a Sergio Benítez, a Fabián Godoy, a Jésica Wallingre, a Lorena Ayala, a Marta Smietuch, a Viviana González, a Stella de la Esja y a todos los docentes. Al querido Quique que está en todas, siempre atento a las necesidades personales y del trabajo. Y al pueblo por su calidez, por tratarme como uno más, por el respeto y el cariño.
LAZOS EN RED
En Concordia las actividades de prevención del suicidio se desarrollan a través del Voluntariado “Lazos en red”. Como en otras localidades de la provincia, ante la ausencia de políticas públicas de prevención, grupos de vecinos han constituido estos espacios a fin de contribuir de un modo desinteresado, configurando la Red Entrerriana de voluntarios para la prevención del suicidio, de la que formamos parte. “Lazos en red” tiene, actualmente diversos dispositivos como el “Taller de tejido” que coordina Silvia Fernández, el “Taller de expresión para adolescentes” Verónica Bordagaray, Denisse Izaguirre y Andrea Baquela, el espacio grupal de contención “Acompañarte” Eliana Reiniero, Tamara Moreyra, Cecilia Carballo, Daiana Perez Conti , Ignacio Moreyra, Itatí Fernández Federico Muntaabsky, Jimena López, Taller de fotografía Romina Fernández, Eloisa Asansa, Mariela género, Lucía Rossatto, Paula Silveira, Valeria Benítez y muchísimas personas más que sin retribución económica, por su solo espíritu solidario han donado su tiempo y habilidad para construir y sostener este espacio amoroso. A Gustavo Cánova por proveernos del espacio físico para funcionar y a Mónica González de la biblioteca “Serebrinsky” por ser parte de “Lazos en red” al concretar en conjunto los “Cine debate” y el espacio de “Leer por leer”. En este día especial de reflexión para la prevención del suicidio quiero saludar y felicitar a todos estos queridos compañeros, reenviando a los lectores a escritos anteriores sobre el mismo.
(*) Psicólogo MP 243