HÉCTOR CASTILLO: Ganador del Premio Fray Mocho con la novela ‘Crónica de héroes y traidores’

DATO

El pasado 4 de diciembre se conoció que Héctor Luis Castillo fue el ganador del Fray Mocho género novela con la obra "Crónica de héroes y traidores". La noticia se difundió por el secretario de Cultura, Roberto Romani, quien anticipó que “la novela está ambientada en la provincia de Entre Ríos a comienzos del Siglo XIX particularmente en los momentos decisivos para la gesta criolla, cuando Bartolomé Zapata y sus hombres recuperaron los cabildos de Gualeguaychú, Gualeguay y Concepción del Uruguay que estaban en manos de los españoles”.

* Reportaje a Héctor Luis Castillo:

-¿De dónde sos oriundo y cuál es tu ‘camino’ trayectoria?

Nací en Tucumán, estudié en Buenos Aires (en la UBA) hasta recibirme de médico y después me instalé en Gualeguaychú, ya hace casi 30 años. Publiqué, a partir de premios en diferentes certámenes, una novela (4 putas peregrinas) un libro de cuentos (Souvenirs del infierno) un ensayo en Editorial Siglo XXI (Simplemente sangre), hace pocos meses publiqué junto a Eduardo Giqueaux “Conversaciones filosóficas” y hace apenas 15 días un ensayo titulado “Creer o no creer. La hechicería y los dioses de los hombres”, estos dos últimos publicados por la Editorial de la UCU y muchísimas antologías entre las que puedo destacar una de hace apenas un mes en un certamen organizado por Cultura de Tucumán para tucumanos que estuvieran fuera de la provincia. Fue muy lindo porque nunca había presentado ni publicado nada en mi provincia natal. Por otra parte, estoy a cargo de SIGNO, suplemento de arte y cultura del diario El Día de Gualeguaychú.

-¿Qué sentido tiene como narrador escribir una novela histórica?

La novela histórica tiene, como todo género, sus pro y sus contras; por un lado, hay –vamos a llamarle- un marco teórico, que puede ser conocido o no, y eso marca un límite dentro del cual uno puede moverse. Por otro lado, lo ficcional puede tener un margen muy grande y es donde uno aprovecha para dar rienda suelta a la narrativa propiamente dicha. Yo utilizo como epígrafe de la novela una frase de Roland Barthes que dice: “La historia es siempre y ante todo una elección y los límites de esa elección”. El escritor tiene la libertad y la responsabilidad de narrar del modo en que lo crea más adecuado pero, asimismo, siguiendo al autor ya citado, esa elección es una elección de conciencia, no de eficacia. Sabemos que no existe una historia sino tantas como voces que las narren, de ahí la responsabilidad que cada escritor tiene a la hora de hacer pública su propia voz dando voz y dando vida a personajes que existieron o que lo hacemos nacer con nuestra imaginación para que puedan ser “partícipes necesarios” de nuestro relato.

-¿Cuál es la trama?

Es la historia de una gesta tan desconocida como trascendental en nuestra revolución emancipadora; tras la conformación del primer gobierno patrio -25 de mayo de 1810- se produjo una respuesta por parte de la corona española tendiente a abortar toda posibilidad de independencia; para ello, tropas enviadas desde Montevideo toman los tres cabildos de Entre Ríos (Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay) dando inicio a lo que se planificaba como la contrarrevolución ante los hechos del cabildo de Buenos Aires. Si todo pudo seguir adelante en nuestra independencia fue gracias a un paisano de Gualeguay, Bartolomé Zapata, que se erige en improvisado líder y logra la reconquista de los cabildos. Esta novela narra esos sucesos, cómo surge la figura de nuestro primer héroe y cómo es condenado al olvido por la historia “oficial”.

-¿Cuáles son tus influencias al momento de escribir?

Sin dudas son numerosísimas, cuando hago un análisis de mis escritos me sorprendo de la intertextualidad que puede hallarse en cada uno de ellos. La lectura de los grandes autores de todas las épocas nos va dejando una impronta indeleble que apenas si podemos descubrir –no sin cierto rubor, a veces- cuando revisamos nuestros borradores. En argentina y en Latinoamérica en general tenemos narradores increíbles, en nuestra provincia también uno no deja de sorprenderse de la cantidad y calidad de escritores tanto de narrativa como de poesía, Miguel Ángel Federick, Orlando Van Bredam, Alfaro, el inolvidable Manauta, Juanele, en fin, la lista sería injusta e interminable casi y de cada uno de ellos uno va, además de maravillándose, aprehendiendo sus textos, enriqueciéndose. Y después, en el mejor de los casos, volcándolos a sus propios textos.

-La tradición literaria entrerriana es muy potente, ¿te sentís parte de eso?

Después de treinta años y cuatro hijos gualeguaychuenses creo que ya tengo derecho a ejercer la doble nacionalidad. Como te mencionaba en la pregunta anterior, es imposible no fascinarse ante el poderío y la belleza de las letras entrerrianas, me encantaría sentirme parte de eso porque significaría un reconocimiento que no puedo otorgármelo yo sino que tiene que venir por el lado de mis pares. Sin dudas sería un honor.

-¿Qué escritores actuales despiertan tu interés?

En lo que tiene que ver con narrativa nacional, realmente uno no puede aburrirse nunca, desde –el recientemente desaparecido- Antonio Dalmasetto a Piglia, de Abelardo Castillo (para mí un verdadero mosntruo sagrado) a Guillermo Saccomano , Liliana Hecker o Mempo Giardinelli, uno disfruta, aprende y se fascina con cada línea. Y los clásicos de siempre –a los que una y otra vez regreso en mi biblioteca- como Eco, Barthes o Marguerite Yourcenar.

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