“HAY QUE IR HACIA UN MODELO DEMOCRÁTICO DE SEGURIDAD CIUDADANA”

En esta nota de opinión, y luego de un arduo debate en CEDESCO, procuro hacer un análisis de esta problemática, destacando la necesidad de hacer un abordaje democrático de la seguridad, en marco de un modelo de desarrollo con inclusión social.

Lo primero que creemos que hay que explicitar es que la inseguridad, tanto en su faz objetiva (hechos reales de inseguridad) como subjetiva (victimización, temores, desconfianza en abstracto) es un flagelo real y palpable.

Lo segundo que hay que tener en cuenta es que, si no lo explicitamos quienes queremos un modelo de desarrollo con inclusión, si no lo ponemos de manifiesto quienes queremos una sociedad mas justa y pacifica, entonces lo van a aprovechar los sectores políticos que abordan la cuestión de modo superficial y demagógico, quienes buscan valerse del miedo y el terror para ganarse apoyos electorales, a través de shows comunicaciones y promesas inconsistentes.

La verdad es que el Estado argentino, en sus diferentes niveles, nacional y provincial, necesita de un enorme esfuerzo político para abordar esta problemática, al menos hasta cubrir las expectativas sociales. La verdad es que venimos de un modelo de “seguridad nacional” de corte netamente represor y centrado en la defensa de la institucionalidad.

Este modelo de seguridad no hay que confundirlo con la “doctrina de seguridad nacional” que fue otra cosa. Este modelo tiene su origen en la misma formación del estado argentino, y tenemos el desafío de transformarlo en un modelo de seguridad ciudadana, mas adecuado al grado de evolución democrática de nuestra sociedad, y de las necesidades de la vida moderna. Este modelo de seguridad nacional, aún vigente, se encuentra estratificado en la institucionalidad del estado.

Está presente en el sistema policial, en la justicia, en los servicios penitenciarios, en la concepción de la seguridad de un sector de la clase política, en las distintas fuerzas de seguridad, e inclusive en una parte considerable de la sociedad. Los resultados de este sistema son evidentes, corrupción policial, alta desconfianza en la justicia, ineficacia del servicio penitenciario, alto grado de re-inserción delictiva, nula atención a las victimas de delitos, y nula articulación con la ciudadanía.

Desde CEDESCO tenemos la convicción de que la creación del Ministerio de Seguridad de la Nación ha sido un gran acierto, porque es la primera vez en nuestro país que se logra un desarrollo institucional, en un ámbito político-civil del estado, en el que se plantea el objetivo de abordar la inseguridad de un modo integral y democrático, incorporando el ideario del modelo de la seguridad ciudadana.

Se reformaron los planes de estudios de las escuelas de la PFA, se cortó la caja negra de la policía federal, se redujo el auto-gobierno de la fuerza, y se la encaminó hacia una responsabilidad cívico-política de la PFA. A su vez, desde Nación, se planteó la democratización de la justicia, un asunto que indudablemente esta íntimamente vinculado a la inseguridad. Y a su vez, también desde Nación se hizo especial eje en toda la cuestión social que ocurre de contexto causal de la inseguridad.

Se ha hecho muchísimo y sin embargo queda mucho por hacer. Esta pendiente incluir al proyecto de desarrollo con inclusión la idea de seguridad ciudadana, en todos los niveles de gobierno, fundamentalmente en las provincias y municipios. La sostenibilidad de este proyecto de país depende de varios factores, éste es uno de ellos. Como dijo una persona muy importante en nuestra historia, a estos problemas de la democracia hay que responderle con mas democracia, con mas participación, con mas debate, porque solo así vamos a encontrar la paz social que queremos, las paz democrática y concienzuda.

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