DIARIOJUNIO intentó comunicarse con el director del Heras, Omar Saporito, y con el responsable de Arquitectura para tener algunas precisiones pero no se los pudo localizar. “Estamos trabajando en el mismo lugar de siempre”, dijo esta tarde una empleada consultada telefónicamente.
El lunes pasado, el Defensor de Pobres y Menores dijo que “el 4 de octubre, si ellos cumplen la palabra, estaríamos constituyéndonos a ver si se finaliza la obra y podemos tener una nueva sala para enfermos mentales en condiciones dignas y que les permitan una atención aceptable a los internos”.
El pedido de la readecuación viene de junio pasado porque una inspección realizada ese mes dejó al descubierto las falencias del servicio: dos de los tres baños clausurados; funcionaba un solo inodoro; olores muy fuertes que salían del baño; los colchones carecían de funda y sólo tenían gomaespuma; los internos tenían ropa de cama; había vidrios rotos en las ventanas que daban al exterior en pleno invierno y no había calefacción. “Vidrios rotos y sin ropa de cama. Imagínese, era una verdadera tortura estar ahí adentro”, señaló el letrado.
En julio, Truffa expresaba que el proyecto apuntaba a duplicar el espacio físico del servicio. Para ello se utilizaría el sector superior: los espacios libres que dejaron las viejas Salas de internación 3, 4 y 5 y las salas donde funcionaba Maternidad y Neonatología.