Pese a este inconveniente, Tribulatti aclaró que aún se sostiene desde el hogar y sin presupuesto especial, el proyecto de panadería, cuyo tallerísta es uno de los promotores de derecho” y señaló que “los chicos siguen reclamando que quieren volver ha hacer danza” señaló la directora del hogar, mientras apuntó: “tenemos varoncitos así que la pareja de baile se complementaba con las chicas del barrio que iban a danza acá en la residencia”
Según explica Tribulatti, el desarrollo de los talleres es fundamental para la inserción de los chicos en la sociedad; “los chicos vienen con problemáticas de familia muy compleja, quedan en condiciones de pre-adoptabilidad, pero el tema es que por su edad casi no hay familias que quieran adoptarlos, y algunos son hermanitos y no se los puede separar” por lo que es importantísimo que los chicos puedan salir con un oficio o con la mayor cantidad de herramientas posibles para insertarse en el mercado laboral.
Consultada respecto a las causas del sede de talleres, la funcionaria aclaró que: “antiguamente se le otorgaba a la institución una partida que estaba destinada a eso exclusivamente y la institución debía contratarlo, pero después se puso la condición de que para recibir el aporte debía estar conformada una ONG” en esta línea, precisó que “trabajamos con el movimiento Solidaridad y Esperanza, y con la asociación civil La Gloriosa, pero ahora vuelven otra vez con la vieja política que los proyectos deben ser de la institución nomás, que no se necesita la ONG”
Según Tribulatti, Ahora solo resta que el Copnaf Envíe el dinero para pagar a los talleristas, pero esto no ocurre y los chicos siguen sin talleres. Actualmente hay en el hogar, 12 chicos, de entre 10 y 16 años