Hace quince días que el humilde barrio de Osvaldo Magnasco se encuentra incomunicado. Quienes habitan allí, hoy no tienen más alternativa que comunicarse por el servicio de telefonía celular que suele verse saturado debido a la creciente demanda por el conflicto que mantienen los trabajadores telefónicos con las empresas monopólicas. Pero según explicó a DIARIOJUNIO, Rosa, la propietaria de la única telecabina del lugar, “el celular es un lujo para la gente de acá. Por lo general, tratan de no usarlo. Este es un barrio de gente muy humilde.”
Si alguien intenta comunicarse con algún teléfono del barrio es muy posible que escuche como que es atendido, pero nadie escucha a nadie de un lado y otro de la línea y los pulsos corren.
Ante cualquier urgencia los vecinos del barrio deben comunicarse al 101 por la policía o al 107 por la ambulancia. Rosa explica que “hasta no cobrar la quincena muchos de los vecinos de Magnasco que tienen celular no tienen para ponerle tarjeta. Los que no tienen para llamar deben recurrir a algún vecino que tenga crédito o ir a la comisaría para que esta se comunique por radio con la jefatura y esperar a ver que hacen desde allá. Por suerte hasta ahora no ha pasado nada.”
El caso de Osvaldo Magnasco es testigo del sistema telefónico actual, donde además de ser rehenes de las compañías telefónicas que tienen el monopolio absoluto en todo el País (Telefónica tras la compra del 10% de Telecom Italia tiene el control de Telecom Argentina), ahora los usuarios también son botín de guerra en los conflictos gremiales. Para colmo deben seguir pagando por un servicio que no funciona o se presta con muchas falencias.