Rubén Pereira, un vecino del Barrio Luz y Fuerza que vive a una cuadra de distancia de la rotura, aseguró a DIARIOJUNIO que “desde hace bastante tiempo que está la pérdida, desde antes de terminar el año”. Otra vecina que prefirió no darse a conocer, del barrio 27 de Mayo –se extiende desde Avenida Chajarí hacia el este- afirmó que la pérdida se suscitó a fines del año pasado.
“La semana pasada una señora habló por teléfono avisando, vinieron antes de ayer, abrieron ahí y así lo dejaron, no lo terminaron de arreglar”, indicó la mujer. “Yo ví hace unos días gente que estaba trabajando, rompiendo con un martillo neumático. Pero parece que no paso nada”, sostuvo Rubén.
Empleados de Obras Sanitarias estuvieron hace un par de día en el lugar. Se observa el asfalto picado y tapado con tierra, una hoja de palmera plantada encima y un cartel de señalización para alertar a los automovilistas. Pero, sobre la vereda, se observa un pozo de mediana profundidad repleto de agua que rebalsa y corre por la cuneta hasta Rocamora y allí, debido a la inclinación de la calle, desciende hacia oeste.
“Ahora empezó a perder mucho, no se perdía tanto. Creo que es un caño rajado, no sé”, expresó Pereira. Quienes se domicilian cerca del lugar aseguran no tener inconvenientes en el suministro del agua potable. “Tenemos agua nosotros”, sostuvo Pereira. “Lo único es que la gente se siente molesta porque pasan los coches y se salpica acá y allá”, añadió.
“Acá pasa gente que se debe enojar porque ve que hay tanta agua acá en la calle siendo que hay gente que no tiene”, dijo Pereira. La vecina del 27 de Mayo expresó que el personal de Obras Sanitarias “pasan por acá con la camioneta a cualquier hora todos los santos días, porque acá ya tienen la salida para San Carlos. Ven eso y no hacen nada, después la cuentita del agua nos viene”.
La vecina expresó su incomodidad porque el agua que se desparrama por la calzada ensucia el asfalto que hace poco construyó la Cafesg. “Hace poco tenemos asfalto. Acá estaba siempre todo limpio, no había problemas, vos podías salir y caminar tranquilo; ahora tenés que andar esquivando los charcos y los autos, que no es culpa de ellos que te estén salpicando”. Además, explicó la mujer que los chicos que habitan en el barrio que cruzan en bicicleta se resbalan porque patinan con el musgo que se forma en las veredas.