La firmeza exhibida ayer amenaza con complicar más el diálogo bilateral y profundiza el tono de declaraciones anteriores de Néstor Kirchner. Asimismo, le permitió a su vez a Taiana salir airoso de la reunión pública con los asambleístas que se escenificó en el teatro local. Como ejemplos, hay que recordar que en ese mismo lugar, la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, hace 14 días, padeció incómoda un ambiente muy tenso por el resultado adverso de La Haya, o el discurso de Kirchner en el corsódromo, caratulado como “tibio” por los vecinos.
Durante el encuentro, el Canciller recibió un trato respetuoso. Lo aplaudieron ocho veces, con énfasis cuando invitó a dos abogados de la asamblea a sumarse al equipo de expertos que trabajará en las siguientes presentaciones ante la Corte de La Haya. La estrategia judicial, anunció, comenzará a delinearse el lunes próximo y deberá estar lista antes del 15 de enero.
Los 40 minutos que se tomó Taiana para su exposición los usó para ratificar la vía judicial en la «controversia» con Uruguay por la instalación de las fábricas frente a la costa entrerriana y «reafirmar el compromiso del Gobierno en la lucha» que, repitió, es «una causa nacional».
El resto del tiempo se usó para las preguntas que hasta la madrugada de ayer habían consensuado los vecinos. La lista fue celosamente guardada; ni Taiana ni los medios de comunicación conocían su contenido. Dos asambleístas se turnaban para leer las preguntas con un micrófono, lo que garantizó el orden del encuentro. Apenas dos veces hubo réplicas desde el fondo, que fueron acalladas por los propios asambleístas.
Cuando le preguntaron si refrendaba el «no a las papeleras» (el lema local), respondió: «Legalmente, como canciller, no lo puedo decir. A mí me corresponde evitar que un proyecto transfronterizo dañe un río compartido».
A las nueve en punto, el canciller entró al teatro acompañado por la directora del área de asesoría legal de la Cancillería, Susana Ruiz Cerruti. En el escenario también estaban sentados el intendente Daniel Irigoyen, el ex vicegobernador entrerriano y flamante presidente de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), Hernán Orduna, y el vicegobernador Pedro Guastavino. El gobernador, Jorge Busti, se sumó más tarde.
«Parece que se quedaron todos dormidos en Gualeguaychú», bromeó el asambleísta Javier Villanueva, al hacer referencia al teatro semivacío, y con esa chanza dio la bienvenida a los funcionarios. Media hora más tarde, las butacas estaban llenas. La visita del canciller concentró a unos 300 vecinos.
Con tacto de diplomático profesional, Taiana pudo rechazar los 12 puntos de un durísimo petitorio elaborado por la asamblea que proponía desde prohibir la exportación de madera a los países limítrofes hasta retirar al embajador argentino en Montevideo. «La Haya pidió específicamente evitar a las partes tomar medidas que tiendan a agravar la situación», respondió.
Osvaldo Moussou, coordinador de la asamblea, resumió un sentir general: «El canciller estuvo bien. Vino hasta acá, fue directo y nos mostró apoyo».
