Gualeguaychú: multitudinaria marcha al puente en rechazo a Botnia

Esa es la cifra estimada por los asambleístas cuando aún seguían sumándose vecinos a la movilización que comenzó pasado el mediodía en la zona integrada anterior al Puente Internacional San Martín.
A esa hora, sobresalían los equipos y antenas de los canales de televisión de Buenos Aires que llegaron para transmitir en directo el desarrollo de las acciones previstas por la Asamblea y el pueblo de Gualeguaychú.
Poco a poco el paisaje se fue poblando de banderas, gorros, niños y mate, ante la atenta mirada de los gendarmes, que formados sobre el ingreso al puente, primero en una sola línea y luego en dos, frenaban el paso hacia el Uruguay. Una valla roja y blanca y una camioneta complementaban el bloqueo.
Pero más tarde, a la hora fijada, y tal como se había establecido por la mañana con las autoridades de Gendarmería, se abrió el paso y los vecinos, al canto de NO a las papeleras comenzaron a avanzar, algunos en auto y otros a pie.
La participación de los Aeroamigos, que se había anunciado hace algunos días, quedó trunca, indicó Víctor “Pililo” Lonardi a El Día, que fue el encargado de invitarlos. Explicó que luego de mantener el contacto con Andrés Hellbricht, presidente de Aeroamigos, éste lo comento a los demás pilotos, quienes habrían puesto objeciones al considerar que esta lucha tenía condimentos políticos, dado que se habían enterado que el gobernador había entregado un subsidio a la Asamblea por 20 mil pesos. Otro de los motivos que adujeron era el costo de 800 pesos, aproximadamente, que les insumían las avionetas para llegar aquí, y finalmente se desestimó su presencia en la movilización.
A las 3 de la tarde los vecinos llegaron a la cabecera del puente. Allí nuevamente se toparon con la valla humana de Gendarmería. Otra vez hubo que negociar, porque desde el Ministerio del Interior se había dado la orden a los uniformados de no dejar pasar a los vecinos hasta la línea amarilla del límite, como tenían previsto.
El negociador fue el intendente Daniel Irigoyen y en pocos minutos la valla se corrió y dejó pasar a la muchedumbre, algunos corriendo, otros caminando, todos cantando nuevamente y batiendo palmas.
No hubo, como intentaba reflejar el canal de noticias “Crónica” absolutamente ningún momento de tensión, no hubo un solo atisbo de violencia como desearon transmitir a los televidentes que, incautos, miraban el canal porteño desde cualquier lugar del país, convencidos que les estaban informando y no era así. El periodista llegó a preguntar al aire, en directo, cuál era el intendente, y como no encontró la respuesta indicada, indicó que estaba negociando por teléfono, mientras la cámara de su propio canal lo mostraba a Irigoyen dialogando con el comandante Claudio Kaczmar, jefe del Batallón local de Gendarmería.
Es más, como respuesta a la tensión que alentaban en el cartel sobreimpreso en la pantalla, mientras una música de inminente peligro sonaba de fondo, los vecinos pedían paciencia para el momento en que se autorizara a avanzar.
Cuando ello sucedió, la gente comenzó a marchar cantando, tomada de la mano, de los brazos, unida, como lo hace desde que comenzó la lucha, y con mucha calma.
Alrededor de las 4 de la tarde, cuando todavía una cola incesante de autos intentaba llegar al puente, se leyó la proclama de Gualeguaychú:
“Nuestro reclamo tiene el triunfo asegurado, porque estamos juntos. Muchos nos preguntan qué haremos ahora que Botnia empezó a funcionar. A todos ellos les decimos: Gualeguaychú está de pie y seguirá con su lucha, cuyo resultado final será la erradicación de Botnia de la cuenca del río Uruguay. Somos la esperanza. Somos miles los que nos manifestamos en el puente, demostrándole a la pirata finlandesa Botnia que nuestro reclamo tiene el triunfo asegurado, porque estamos juntos. No le otorgamos la licencia social a Botnia. Y aseguramos que si hicimos todo lo posible hasta el momento para que Botnia no empiece a envenenarnos, en esta nueva etapa que se comienza haremos todo lo necesario para que no pueda funcionar. Tabaré Vázquez es una vergüenza para Latinoamérica, porque ha puesto a su gobierno al servicio de una multinacional antes que a una unión fraterna”.

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