«Todas las luchas sirven, pero Botnia tiene que tener en mente que el negocio de instalarse aquí va a ser ruinoso; las estrategias deben enfocarse en Botnia desde la comunidad y desde lo jurídico», opinó el abogado asambleísta Fabián Moreno Navarro.
En Colón evaluaban la posibilidad de acompañar los cortes por tiempo indefinido, pero a las dificultades para sostener una medida de acción prolongada se sumó la versión de que grupos violentos de Buenos Aires intentarían copar las asambleas. «Me llamaron de Gendarmería para decirme que hay grupos que analizan venirse a Colón y a Salto, y cortar los dos puentes; si es así Colón no dará apoyo», se atajó Silvia Poly Echevarría.
El endurecimiento de las posiciones fue la respuesta generalizada aquí a la decisión del Banco Mundial de habilitar los financiamientos a la pastera finlandesa de Fray Bentos.
El agrarista Alfredo De Angelis aseguró que no se descartaba cortar los puentes de Colón y Concordia. «Si el Banco Mundial otorgó el crédito pese a los reclamos argentinos, creo que ello significa que además está terminada nuestra suerte en la Corte Internacional de La Haya», se lamentó.
Cira Muñoz, una de las militantes activas de la asamblea ciudadana, describió su sensación personal: «Nosotros estamos acá en la ruta y no nos vamos hasta que Botnia se vaya. Tengo 63 años, hijas, hijos, nietos; mi nieta mayor tiene 8 años, y me dice: ‘Abuelita andá al corte, el día que vos estés enferma, el día que vos te vayás para el cielo, yo voy a seguir tu lucha’».
A diferencia de la multitud que se acercó al corte de la ruta internacional 136 en Arroyo Verde al anochecer, durante la tarde hubo poca gente y se escuchó alguna discusión con vecinos que intentaban cruzar, sin éxito.
Pero fue el presidente Kirchner el foco del descontento. «Nuestro gobierno cree que esta lucha se cae por cansancio de la gente», se quejó el asambleísta Juan Carlos Barrios. «Lo que nos falló siempre fue la Cancillería. En el Banco Mundial había pocas noticias sobre nosotros», añadió Cira Muñoz.
Antonio Campostrini coincidió con ellos: «Es otra derrota porque hemos tenido políticos incapaces, tengo que retroceder a la lucha de 2003, cuando empezamos: si hubiéramos tenido políticos competentes no hubiésemos llegado a esta instancia».
Los empresarios locales también se quejan. «La situación es altamente preocupante: el Banco Mundial no ha evaluado el impacto ambiental, el grito de Gualeguaychú parece ser campana de palo», dijo el presidente de la Corporación del Desarrollo de Gualeguaychú, Enrique Castiglioni.