Los verdaderos sentimientos se escuchan sólo fuera de micrófono. «La cosa viene de nalgas; hay algunos radicalizados que están llevando la Asamblea a la muerte», confesó un militante de renombre que ya dejó de asistir a las reuniones.
Otros asambleístas consultados apuntaron que el desgaste coincide con las expectativas de los gobiernos nacional y del provincial, que -según ellos- «apuestan» precisamente a la erosión.
Algunos están arrepentidos, como el ingeniero Héctor Rubio, después de ver en Europa las diferencias entre la situación de Pontevedra en España, y la de ciudades de Finlandia con industrias pasteras. Algunos se alejaron o adoptaron el papel de «moderados». Otros se llamaron a silencio con la simple táctica de apagar sus celulares.
Analistas locales creen que la Asamblea fue copada por los «duros» como Jorge Fritzler y otros vecinos, que ni siquiera aceptaron levantar el bloqueo de la ruta para Navidad o Año Nuevo, lo que desencadenó las renuncias del coordinador Gustavo Rivollier y la secretaria Marta Gorrosterrazú.
Las campañas proselitistas iniciadas hace pocas semanas, primero para las internas del 17 de diciembre y luego para las generales del 18 de marzo, se cruzaron en la Asamblea. «Héctor Maya digita a cada orador y le pasa letra», dijo un dirigente y la versión fue corroborada con testimonios de otros dos asambleístas. Se refería al ex senador nacional que sigue manteniendo lealtad al ex presidente Carlos Menem.
Algunos afirman que Fritzler es funcional a Maya. «Esa es una movida para desacreditarme; yo juro por mis hijos que no tengo nada que ver; jamás participé de sus reuniones», manifestó ayer Fritzler, ante la consulta de LA NACION.
«Maya se anticipó al último corte; anunció su postura de que había que volver a la ruta, y yo mocioné eso en la asamblea, pero fue una coincidencia; eso no significa que haya llevado la postura de un candidato político», se defendió.
Conocer la posición de Fritzler ayuda a comprender las ideas que predominan en las últimas semanas. «Yo no hablaría de dureza, sino de firmeza», manifestó.
«Una propuesta que no incluya el traslado [de Botnia] ni siquiera se puede escuchar -dijo-, y el que se deje torcer la voluntad dejará de ser asambleísta puro; no aceptamos nada que no sea el traslado; el que se desvía, pasa a ser un disidente; no mala persona, pero deja de pertenecer a la esencia de la Asamblea.»
Internas
Las pujas más densas se dan dentro del peronismo y, más puntualmente, entre kirchneristas enfrentados. El procesamiento del intendente Daniel Irigoyen por irregularidades ocurridas con fondos del municipio de Gualeguaychú a comienzos de su gestión (y que él mismo denunció) fue aprovechado en plena campaña por sus adversarios, como el propio gobernador Jorge Busti, que busca colocar un hombre propio en la municipalidad cuando casi todos los intendentes peronistas de las ciudades más grandes (Paraná, Concordia, Gualeguaychú, Gualeguay, La Paz), le dieron la espalda.
Estos jefes comunales apuntalaron para la gobernación al intendente de Paraná, Julio Solanas, y se convirtieron en un escollo para el candidato de Busti, Sergio Urribarri. Estas luchas interfieren en la Asamblea y algunos temen que el partidismo termine destruyéndola.