Un texto, firmado por todos los agentes del negocio inmobiliario de Gualeguaychú, traza un cuadro de situación del sector a partir del impacto generado por el conflicto con el Uruguay, por la instalación de dos pasteras en Fray Bentos.
“No es posible determinar a la fecha porcentajes en cuanto a la depreciación de valores de los inmuebles urbanos”, señaló la delegación local del Colegio de Corredores de Entre Ríos, en un escrito fechado el 18 de mayo último.
Pero si bien los corredores aseguran que no es posible determinar si las propiedades bajaron y en qué porcentaje, no obstante advirtieron sobre lo que puede suceder.
“Si resulta inminente la instalación de las pasteras, y quienes han invertido deciden retirarse definitivamente del mercado, seguramente producirán una baja considerable de los valores. Con el agravante de que nadie vendrá a llenar ese vacío”, expresan.
Esta realidad, aseguran los operadores, contrasta con la performance que venía exhibiendo Gualeguaychú. “Los precios de plaza de los inmuebles podían hasta hace muy poco compararse con las zonas más caras de Buenos Aires”, declaran.
Algo que no es “caprichoso” en atención al hecho de que la Capital del Carnaval figura entre “las ciudades o zonas que poseen un gran potencial futuro”. De ahí la calidad de las inversiones, de largo plazo, que ha recibido Gualeguaychú en las últimas décadas, sobre todo en infraestructura para turismo, se argumentó.
Al respecto, la entidad admite que la “virulencia que ha adquirido el conflicto (con Uruguay) y lo acelerado de las obras de la empresa Botnia”, se tradujo en una situación complicada donde se “detiene abruptamente la inversión foránea”.
En concreto, “comienza a resentirse la demanda”, es el diagnóstico trazado. Por lo tanto, “proyectos en avanzado estudio, sobre todo en la construcción de edificios o viviendas para turismo, no deciden concretarse a la espera de una resolución del conflicto”.
El parate en este frente se reproduce en el mercado rural. “Otro capítulo aparte es la venta de campos, hoy casi inexistente”, señalan los corredores. Y esto asociado al “peligro que significa la contaminación de su producción, que es la base de su valor”. En resumen: “producción contaminada, campos de bajo valor”.
El informe de marras vaticina lo peor para el mercado inmobiliario de la ciudad, si el conflicto se agrava. “En este contexto de pérdida total de su proyección turística, de su industria agrícola-ganadera, el retiro de la producción intensiva (arándanos, cunicultura, apicultura, lácteos, etc.), es dable pensar que el impacto será de una consideración nunca vista, y por tanto inconmensurable”, se subraya.