Media hora antes había pasado por el corte la camioneta de vigilancia ambiental porque, como confesó uno de los trabajadores, abandonaron el puesto de control porque “los descomponía el olor a ácido y huevo podrido de Botnia”.
Marchesini recuerda que cuando fueron temprano al puente notaron “humo negro y un vapor suave emanado de la chimenea grande”, pero en el momento de percibir los olores, desde Arroyo Verde no alcanzaron a ver el humo “no siempre se ve, empieza a molestar, a irritar y no es tan visible, se percibe en la vista y la garganta”, relató el asambleísta.