En junio de 2004 había 4.097 planes, pero la cifra se redujo a 2.607 el mes pasado. Según indicaron las autoridades municipales, los planes sociales tienden a decrecer por varias razones. En principio, porque la Nación ha resuelto no otorgar nuevos planes. Esto lleva a que el esquema sólo produzca bajas con el paso del tiempo.
En otros casos, hubo quienes dejaron de calificar para el subsidio. “Hubo 128 personas que dejaron de tener hijos menores de 18 años, que es un requisito del plan”, comentó Carlos Arellano, de la Oficina de Empleo.
“Después está el caso de personas que se jubilaron o pasaron a recibir una pensión, 36 en total”, comentó Arellano, al tiempo que aclaró que otras bajas ocurrieron porque se descubrió que los dos cónyuges recibían planes, cuestión que no está permitida.
Muchos renunciaron al plan en forma temporaria porque encontraron otro trabajo mejor, y otros perdieron el beneficio al descubrir el sistema que aportaban a la seguridad social. En tanto que la Oficina de Empleo logró colocar a 72 de ellos en distintas empresas locales, bajo modalidades de contratación previstas en el programa social.
Según Arellano, aunque es evidente que muchos planes han desaparecido a raíz de mejoras en el mercado de trabajo, también está claro que hay un universo de gente que bien podría recibir el subsidio.
“Básicamente, creemos que hay muchas madres adolescentes, que necesitan esa ayuda, pero sobre las cuales no tenemos registros”, declaró. Por otro lado, el poder de compra de los planes se ha licuado a causa de la inflación. Arellano aportó un dato al respecto: “El plan social representaba originariamente el 60% del salario mínimo. Hoy está en alrededor del 20%”.
Otro modo de evaluar el escaso poder adquisitivo del plan es confrontándolo con los 376 pesos que cuesta hoy la “canasta de indigencia”. Ni hablar si se lo compara con los poco más de 800 pesos que necesita una familia para no ser pobre en la Argentina Según Arellano, esta depreciación brutal de los planes jefes de hogar ha llevado a la Oficina de Empleo a flexibilizar las exigencias de contraprestación. “No estamos en condiciones de pedir 4 horas de trabajo a cambio de 150 pesos. Tenemos que contemplar la necesidad de ese padre o madre de familia que mediante alguna changa busca mejorar sus paupérrimo ingreso”, destacó el funcionario.
De hecho, aunque no se lo admita públicamente, en muchos lugares, colegios sobre todo, el trabajo de los jefes de hogar ha sido clave para su manutención y limpieza.
Pero el Estado no se lo reconoce mediante una mejora de sus ingresos; la comunidad tampoco a pesar de que se beneficia de la fuerza de trabajo de los beneficiarios.