«La División Investigaciones de la Jefatura Departamental llevó a cabo el procedimiento luego de una serie de informaciones que se fueron recogiendo en los últimos días. Los datos reunidos indicaban que en un domicilio de Concepción del Uruguay se mantenía a mujeres en cautiverio junto a hijos menores de edad de ellas los que usaban en forma extorsiva para obligarlas a ejercer la prostitución en locales nocturnos», decía la información difundida en septiembre de este año, dando cuenta de las detenciones realizadas en distintos prostíbulos uruguayenses. Con el correr de los días, se fue acrecentando el número de detenidos, que llegó a diez, y entre los cuales se contaban mujeres, propietarios de whiskerías y algún personaje con amplio prontuario en la ciudad. Sin embargo, los abogados vinculados a los detenidos adelantaban ya en esos días que los procedimientos no tenían «ni pies ni cabeza», y que más temprano que tarde se debería dejar en libertad a todos los imputados.
«Dos jóvenes misioneras lograron retornar a su seno familiar luego de varios meses de cautiverio», se informó en su momento en los medios. «Las dos muchachas rescatadas habían llegado tiempo atrás desde Misiones bajo supuestas promesas de posibilidad laboral. Se aseguró que existiría otra joven de unos 16 años, la cual no habría llegado a la ciudad y que habría sido vendida por una suma de dinero que oscilaría entre los 2.000 y 3.000 pesos. Luego de ser prostituidas, a las víctimas no se les permitía salir de su lugar de trabajo, e incluso a una de ellas se le prohibía tener a su hijo de 2 años». Incluso Clarín publicó en su momento una entrevista a una de las mujeres misioneras, que dio los nombres de los hombres que la sometieron a situación de servidumbre para que trabajara en ‘Susurros’: los apodos del ‘Zengo’ Ventos y de ‘Clavito’ salieron así en las páginas del ‘gran diario argentino’, en los primeros días de octubre.
Mas desprolijidades
La investigación y la colaboración de la Policía de Misiones con su par entrerriana cayó en el Juzgado de Instrucción Nº 2, a cargo de la jueza Estela Natal de Rebossio, quien no dudó en dar curso a las solicitudes policiales. Las diligencias realizadas llevaron a obtener datos sobre la presunta ubicación de las víctimas, por lo que se ordenaron al menos cuatro allanamientos simultáneos.
Así se concluyó en la detención de una docena de personas: un remisero de 38 años, a quien se suponía involucrado en la causa – ‘Clavito’, según la mujer entrevistada-; cinco mujeres (dos prostitutas acusadas de facilitar la situación de la denunciante; Juliana Monzón, sindicada como la dueña de ‘Susurros’; una joven de apellido Taborda, detenida por ser la «niñera» que tenía a su cargo el cuidado del hijo de dos años de una de las víctimas de esta supuesta red de prostitución; y su madre) y cinco varones (entre los que se cuentan ‘Zengo’ Ventos, ‘Clavito’ Breganni y Rubén Cabra -dueño del prostíbulo llamado ‘Snack Bar’ y ubicado en el acceso de la ciudad-; y el hermano de la joven Taborda).
Cabra estuvo detenido sólo 17 días, ya que fue devinculado de inmediato de la causa: fue detenido por la supuesta reducción a servidumbre de una menor de 16 años, de acuerdo a la «investigación policial»; pero luego se supo que la edad real de la joven era 19… y que poco después habría retornado a su trabajo por propia voluntad
Otros tres hombres recuperaron su libertad por falta de mérito y continuaban relacionados al caso. El resto de los detenidos -un hombre y cinco mujeres- permanecieron procesados y privados de su libertad hasta este miércoles 21 de diciembre, cuando se comunicó formalmente la decisión de la Cámara de Apelaciones de Gualeguay, que revocó los procesamientos y dictó la falta de mérito para esas seis personas, declarando la nulidad de muchos de los actos procesales.
Uno de los abogados que representaba a detenidos adelantó tiempo atrás a Miércoles Digital este resultado. Ahora abundó en las razones de lo que configuró un episodio que roza el calificativo de papelón: «Se mezcló la política con la policía y la justicia y eso es la peor combinación. Acá querían hacer mérito con una supuesta investigación; hay un policía que se cree el ‘investigador estrella’ y lleva al juzgado a hacer todo este operativo, que fue anunciado como una megacausa que desbarataría una red nacional de prostitución… Mirá en qué terminó. Encima ahora, se dará vuelta la torta, porque varios de los que estuvieron detenidos van a querellar…»